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LAS VOCES DE LOS DESAPARECIDOS (1)

Informe de la Defensoría del Pueblo

Lima, mayo del 2001



"Cuando moriré, yo olvidaré pues a mi hijo (…) ¿Quién puede olvidar, quién?… si yo lo enterrara claro yo puedo olvidarme, aunque sea llevando florcita, aunque sea llevando velita, claro yo puedo olvidar, pero cuando no recojo nada, yo pienso: "parece que está preso acá en el cuartel, parece que está sin comer, parece que está sin cama, está en un rincón, cada noche está sufriendo". Así estoy, así pienso, así pienso."

P. A. V.



INDICE

Presentación
Reflexiones
Testimonios
 - Primera parte
 - Segunda parte
 - Tercera parte




PRESENTACIÓN

Desde el inicio de sus actividades la Defensoría del Pueblo ha mantenido un compromiso esencial con los esfuerzos de paz y reconciliación nacional que brinden a los peruanos y peruanas la posibilidad de desarrollar sus proyectos de vida sin las amenazas y agravios de una guerra, y la amplia restitución de sus derechos a la verdad y la justicia.

Este compromiso se encarnó de manera importante en el desarrollo del Informe Defensorial sobre "La desaparición forzada de personas en el Perú: 1980 - 1996". Sus resultados debían ser un primer paso en la atención a los familiares de las víctimas, constituyéndose en una de las herramientas principales para esclarecer las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante dos décadas y avanzar hacia la reparación integral de las víctimas. En este proceso "conocimos" a las víctimas de la violencia política y escuchamos su clamor frente al Estado:

"nosotros pedimos que nos ayuden para encontrar a los desaparecidos. Para que nos apoyen con ese gobierno, para que nos conozcan..".


Y es que un proceso de reconciliación en el Perú exige del Estado y su sociedad conocer y escuchar a los ciudadanos y ciudadanas que, en un periodo que se extiende ya a 20 años, no han recibido la respuesta que merecen por la hondura de su sufrimiento y el respeto de su dignidad humana. Después de haber establecido una relación directa con las personas que sufrieron la violencia en una de sus más terribles expresiones, no podíamos dejar de transmitir su verdad sobre estos hechos y comprometer a la sociedad con la reparación de sus derechos.

"Vamos a dar una experiencia de lo que hemos sufrido, de lo que estamos pasando, tenemos que luchar hasta el último".

Así, los testimonios que se recogen en esta publicación revelan la magnitud del dolor humano que llevan consigo los familiares de desaparecidos y las huellas que en cada familia ha dejado la ausencia y el vacío inexplicable sin respuesta. Cada versión expresa la lucha indesmayable de su búsqueda pero también, lamentablemente, la sorda reacción de un Estado que hasta el momento no ha cumplido con su función de prevenir, investigar, sancionar y reparar la violación de derechos fundamentales. Así, estos testimonios dan cuenta de cómo la lucha contra la barbarie se libró con frecuencia de espaldas a las necesidades de una población que, por pobre y marginada, fue doblemente afectada por la violencia y los estragos de la guerra. Ellos expresan con su propio lenguaje y especial sensibilidad las consecuencias que tuvo en su experiencia la aplicación de mecanismos que en los hechos despreciaban sus derechos a la vida, a la integridad, a la salud, a un debido proceso, a un juicio justo y posteriormente a la verdad:

"Las dos buscábamos, yo y mi mamá (...) Pero hemos buscado por todos los cerros, hemos ido a investigación, al cuartel, pero no nos decían nada si estaba. Al fiscal llevábamos papeles pero no nos contaba nada".

El propósito de esta publicación es contribuir a hacer visible la realidad de miles de familias que perdieron a sus seres queridos en el contexto de una guerra de la que sólo fueron víctimas; es dar resonancia a las voces de aquellos y aquellas que reclaman saber dónde están y qué ha pasado con sus familiares desaparecidos; es sensibilizar a la sociedad y al Estado a favor de un derecho a la verdad y a la justicia cuya realización sentará definitivamente un camino irreversible hacia una cultura de respeto a los derechos humanos en nuestro país.

La Defensoría del Pueblo quiere contribuir, en el contexto de la instalación de una Comisión de la Verdad y de un proceso de transición democrática, al reconocimiento de los derechos de las víctimas de la desaparición forzada: los desaparecidos y sus familiares, que hoy continúan viviendo una experiencia de injusticia, incertidumbre y desamparo. Sólo en la medida en que conozcamos por sus propias voces los hechos que lesionaron a tantas personas, podremos solidarizarnos con ellas y tomar conciencia de la trascendencia de una tarea como la que se pretende emprender a través de la citada comisión. Una Comisión de la Verdad garantizaría el cumplimiento de un conjunto de derechos que han venido siendo desplazados durante las últimas dos décadas a pesar de los incesantes reclamos de las víctimas y las legítimas aspiraciones de un pueblo que camina en búsqueda de verdad, justicia y reparación.

"Si sabríamos estaríamos conforme. Ahora no sabemos (...) Pero no podemos olvidarlo, muriendo ya le olvidaré". " Por eso ahorita queremos justicia, al gobierno también le pedimos que juzguen pues a los culpables, no a él mismo estamos denunciando sólo a los culpables, que los juzguen como gobierno."

La reivindicación de estos derechos implicaría para las víctimas devolverles el lugar que como ciudadanos tuvieron o debieron tener en el escenario social. Para los familiares significaría recibir desde el Estado la respuesta a los pedidos de información sobre el destino de sus seres queridos; la consideración y respeto por su experiencia presente, el pedido público de perdón por los hechos acaecidos y la consecuente aplicación de una política de reparación de carácter integral. Todas estas dimensiones resultan centrales para restaurar la dignidad de los afectados y a través de ellos, de la sociedad en su conjunto.

De otro lado, esta publicación intenta asimismo poner en relieve la dimensión personal y psicológica del problema, de manera que, colocándonos en medio de la subjetividad del periodo de violencia y de cada una de sus víctimas, nos permita atender también las necesidades del alma. Estamos convencidos de que la defensa de derechos fundamentales implica considerar al ser humano como un sujeto con derecho a desarrollarse plenamente y cuya realización a plenitud contribuirá a la formación de una sociedad saludable y democrática. Por otra parte, queremos destacar que el levantamiento de estos testimonios no hubiese sido posible sin el valioso apoyo de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos en Zonas Declaradas en Emergencia en el Perú - ANFASEP; por ello nuestro agradecimiento y de manera especial a cada familiar entrevistado que nos permitió con su testimonio ingresar a la intimidad más profunda de su dolor latente y hacernos testigos de los profundos efectos generados por la desaparición de sus seres queridos. Estos testimonios fueron tomados en Huamanga - Ayacucho y en Lima en julio del 2000, por comisionados de la Adjuntía de Derechos Humanos y Personas con Discapacidad.

Los testimonios de personas quechuahablantes tienen traducción oficial al castellano. En la medida de lo posible se ha intentado mantener la fidelidad de los testimonios obtenidos, sin embargo en algunos casos, se han realizado algunas modificaciones menores con la finalidad de darles claridad y agilidad en la lectura.

Queremos concluir esta breve presentación con la esperanza de que este esfuerzo colectivo sea una contribución a la reflexión de diversos sectores de la sociedad sobre la necesidad de no olvidar el pasado reciente que afecta a miles de familias que luchan por restablecer su capacidad de imaginar y construir un futuro. Asimismo, deseamos contribuir con la acción y compromiso del Estado en la satisfacción de los derechos de verdad, justicia y reparación que corresponden a las víctimas de la violencia en nuestro país. Nos anima, finalmente, la posibilidad de aportar con la sociedad en general para que conociéndose la verdad, especialmente aquella que no se debe repetir, sea considerada en el necesario proceso hacia la reconciliación y reconstrucción de la democracia en el Perú.

Lima, mayo del 2001

Walter Albán Peralta

Defensor del Pueblo en funciones


Fuente: Defensoría del Pueblo del Perú
http://www.ombudsman.gob.pe



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