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José A. Coronado Cobeñas
La problemática de los miles de productores de hoja de coca de las diferentes zonas del Perú, es tan compleja que está cruzada por los planes autoritarios y militares del gobierno norteamericana a través de la DEA (Oficina Antidrogas de EEUU) y la presencia inobjetable de una demanda del narcotráfico. Empero, tiene una base de fondo: la pobreza de estos pequeños productores y la situación de ruina de las diferentes agriculturas del país. Todo ello, sin dejar de considerar las consideraciones tradicionales y culturales que este cultivo tiene para los peruanos del Ande.
Sólo de esta manera es posible entender las demandas de los cocaleros, que en los últimos meses han venido haciendo una serie de exigencia al gobierno, realizando paros departamentales y regionales; y que ante la indiferencia del régimen, se vieron obligados a realizar una penosa caminata la última quincena de abril- desde sus zonas de producción principalmente de Ayacucho y la selva central- hasta la Capital de la República para exigir que se les escuche y solucionen sus exigencias.
Lo que han logrado es sin duda importante, pues han reivindicado el carácter democrático de su movimiento al obligar al gobierno a reconocerlos como productores y no calificarlos como vulgares narcotraficantes o terroristas. Este es un aspecto que merece destacar al igual que la presencia de las mujeres, asumiendo el liderazgo dirigencial. La solución de sus reclamos puede tener un efecto a corto plazo pero no garantiza que los problemas de fondo estén resueltos y por lo tanto, el movimiento puede volver a la acción en cualquier momento.
Retomando las cuestiones de fondo, hay que señalar los compromisos del gobierno de Toledo con su par norteamericano, George Bush, para cumplir determinadas metas de erradicación forzosa de la hoja de coca. Los acuerdos a los que se ha comprometido el gobierno no significan modificar el aval a las políticas de Bush, de considerar estas acciones como parte de su llamada lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Por lo tanto, hay que ver hasta donde está dispuesto Toledo a cumplir con el acuerdo de erradicación concertada, que estipula el D.S. 044-003-PCM, que contiene las medidas atomar. Hay que señalar asimismo, que para un sector de la dirigencia de los cocaleros, el narcotráfico es el pretexto del gobierno norteamericano para llevar adelante una estrategia de control geopolítico y militar de los países andinos, como Perú, Bolivia y Colombia.
Sin embargo, para la Confederación Campesina del Perú, CCP, la cuestión es que estos productores que forman parte de la gran mayoría de pequeños agricultores que están sumidos en la situación de pobreza y extrema pobreza, como consecuencia de la crisis generalizada que sufre la agricultura del país. Los llamados programas alternativos de sustitución de hoja de coca por otros cultivos, no constituyen ninguna solución sostenible, en la medida que aún así quisieran ser asumidos por los productores, estos no cuentan ni con mercado ni con precios justos y de refugio para el café, cacao, frutales y otros productos; es decir, desde el gobierno no hay una verdadera política agraria que garantice que la agricultura pueda ser una actividad rentable que los ayude a salir de la pobreza.
En tal sentido, para la CCP, la verdadera solución a los productores de hoja de coca, pasa por una salida integral a la crisis que hoy vive la agricultura peruana, en especial de los pequeños productores de las distintas regiones y áreas geográficas que hay en el país; de modo que estos no sólo sigan cultivando la coca, sino que tengan las condiciones económicas y sociales para atender el otro gran problema del país que es la seguridad alimentaria
Por lo tanto, nos ratificamos en esta justa demanda. Por ello, saludando los importantes logros de la lucha de los productores de hoja de coca, es importante que se sumen al movimiento que desde la CCP y el Comité Unitario Nacional de Gremios Agrarios -CUNGA- se viene impulsando, para exigir las soluciones integrales que el agro nacional requiere. Por ello sería muy importante que se incorporen a este espacio de organización y que el CUNGA asuma con mayor fuerza esta problemática que forma parte de su plataforma nacional. Ello significa entonces, continuar con la preparación de las movilizaciones y otras jornadas de lucha que se vienen impulsando desde las diferentes bases campesinas, para exigir al gobierno una verdadera política agraria, lo que pasa también por la modificación de la política económica neoliberal.
Fuente: Rebelión (http://www.rebelion.org/economia/030520cocaleros.htm)