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Mi nombre es Marco Antonio Abarca Rupay, prisionero político detenido arbitraria e injustamente desde hace 12 aņos como consecuencia de la política represiva y sistemática que aplicó el Estado a la guerra interna que vivió nuestro país a partir de 1980; política represiva que se concretó en detenciones, juicios sumarios con jueces militares, asesinatos que hoy ante la opinión pública estando claramente expuestos y desenmascarados.
En mi caso particular fui detenido en febrero de 1993 y, como todos, torturado físicamente para luego ser juzgado por el fuero militar por jueces sin rostro, violentando todos mis derechos fundamentales, recluido en Canto Grande, y a los pocos meses me enviaron al penal de Yanamayo, Puno, como a 3,500 metros sobre el nivel del mar. Allí estuve por nueve aņos y además del intenso frío fui sometido a un régimen carcelario inicuo de 23 horas y media de encierro con treinta minutos de patio una vez al mes, pero teniendo en cuenta la distancia y la edad avanzada de mi madre hubo mayor aislamiento, era pues una tortura y represión que se extendía a mi familia.
Fueron esas condiciones carcelarias las que agravaron mi problema de osteomielitis crónica que padecía en la pierna izquierda, de tal manera que el aniquilamiento sistemático y sofisticado se fue concretando en lo que hoy padezco: LEUCEMIA LINFOCITICA AGUDA, una grave enfermedad terminal que consiste en el desarrollo de cáncer en las células sanguíneas, las células formadoras de sangre se transforman en células cancerosas que comprometen mi vida. Mi historia clínica en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) es la número 419031; allí periódicamente me llevan, aunque hay veces que no logro que me atiendan por falta de dinero o escasez de cama para HOSPITALIZARME.
Por todo ello he solicitado se me conceda el derecho de gracia humanitario al Presidente de la República, de lo cual hasta hoy no hay respuesta, pese a todas las gestiones que realiza mi familia, así como el respaldo a esta petición que ha expresado la propia Defensoría del Pueblo. Por otro lado el estado a través del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) no asume ningún gasto siendo mi familia humilde y de escasos recursos la que hace tenaces esfuerzos para costear el tratamiento, que a la fecha suma más de 16,000 soles en tan solo seis meses de análisis de laboratorio, transfusiones de sangre, dieta y medicamentos. Tratar una leucemia demanda un gasto que oscila entre 30,0000 a 40,000 dólares. El INPE dice "no tener un convenio" con ese hospital y no consigue ni siquiera una reducción en los pagos, no muestra mayor interés en conseguirme sangre y se opone al ofrecimiento de donantes hecho por mis compaņeros prisioneros, para ir al hospital sólo se preocupan de "constatar" las vacantes y pagos que mi familia hace. Si en el Perú, según informes, son casi 250,000 personas con cáncer que no tienen acceso a ningún tipo de atención por falta de dinero, ya se pueden imaginar lo complejo y difícil que resulta para un preso.
Aquí en la cárcel son mis propios compaņeros los que velan por mi atención y salubridad, ya van dos oportunidades en que fui trasladado de emergencia al hospital, tampoco el INPE me ha dado frazadas y recién me ha prestado una esponja que sirve como colchón, procuro vivir en higiene y asepsia, aislado del resto de internos para no ser contagiado de cualquier enfermedad, ya que hoy mi organismo presenta un bajísimo nivel de inmunidad, así el Estado me ha abandonado y no cumple con su responsabilidad, me niega la excarcelación humanitaria, el INPE se desentiende pretendiendo me muera encerrado, tal como ha sucedido con otros internos desahuciados.
Apelo a la solidaridad de mi pueblo, de las personas de bien, de nobles sentimientos, a los organismos defensores de los derechos humanos, a la iglesia y a todas las demás organizaciones que pudieran apoyarme en mi denuncia y reclamo por una mejor atención, tratamiento y gestiones en función de mi libertad, y desde ya agradezco la atención prestada y cualquier apoyo moral o material que pudieran brindarme.
Septiembre 2004
MARCO ANTONIO ABARCA RUPAY
Nota:
La carta que reproducimos es de la fecha que se indica, septiembre del 2004. Actualmente, Marco Antonio Abarca Rupay se encuentra excarcelado y hospitalizado en el Instituto de Enfermedades Neoplásicas y lucha denodadamente por su vida. Recibe a diario transfusiones de sangre y su tratamiento es mucho más costoso que aquel que refería el aņo pasado. Llamamos a todos quienes deseen apoyarlo indistintamente, sea donándole sangre, con medicamentos o económicamente comunicarse con la Srta. Madelein Valle Rivera, Presidenta de AFADEVIG, al Telf. 98765380. Si nuestros amigos del Perú o en el exterior puedan hacer alguna contribución económica a favor de nuestro amigo Pedro Abarca pueden hacerlo a través de la cuenta de ahorros del Banco de Crédito del Perú número 191- 12609539-1- 06.
Diciembre 2005
Familiares De Presos Polìticos y Desaparecidos