SOBRE LA POSICIÓN DEL MRI
En marzo de 1995 el Comité Directivo del MRI publicó su posición frente a los problemas que enfrenta el Partido Comunista del Perú, expresando su desacuerdo con la Nueva Gran Estrategia propuesta por el Presidente Gonzalo y haciendo un llamado a apoyar al bloque escisionista que furiosamente se opone a la línea proletaria de la jefatura y de la dirección central del PCP. En el intento de sustentar su posición y de imponerla en todo el MRI, el CORIM dedica casi todo el número 21 de su revista "Un mundo que ganar" a la crítica del Acuerdo de Paz en el Perú, reduciendo la línea del Presidente Gonzalo a ello sin siquiera hacer mención de que se trata de una política general dentro de un contexto más amplio, que es una nueva línea política general y una nueva gran estrategia para que el PCP pueda cumplir su papel como eje de la revolución peruana y gozne de la revolución proletaria mundial. Admiten que no conocen bien la situación específica en el Perú y que al respecto confían en lo que les dicen sus aliados del bloque escisionista, pero que están opuestos a la política de Acuerdo de Paz porque echa a la borda el M-L-M y dentro de los términos planteados significa capitulación. Sin embargo, el mismo intento de refutar al más grande marxista-leninista-maoísta viviente, el Presidente Gonzalo, desenmascara el revolucionarismo pequeñoburgués y el parentesco ideológico y político de estos autodenominados "dirigentes" del proletariado internacional con los caudillos, puestistas y anarquistas del Perú.
Los problemas del CORIM parten de una grave falla ideológica, es decir, de su manera de comprender el marxismo-leninismo-maoísmo que para ellos no es un proceso dialéctico de desarrollo sino algo ya acabado, una receta general que sólo hay que aplicar. Sin embargo, la experiencia nos enseña que no hay una revolución igual a otra, no sólo porque las características especificas de cada país son diferentes sino también porque no hay momentos históricos idénticos. Siempre se tiene que aplicar el marxismo-leninismo-maoísmo a condiciones concretas, específicas porque cada revolución tiene que descubrir sus propias leyes si quiere avanzar; y además, en medio de la lucha misma permanentemente surgen situaciones nuevas que hay que analizar para dar la respuesta adecuada. Por esta razón cada revolución tiene que generar un pensamiento guía que surge de la aplicación creadora de las leyes generales del M-L-M a condiciones concretas y que viene a ser específicamente principal. El pensamiento guía contiene las leyes específicas de cada revolución, su línea política general, sus líneas y políticas específicas y define planes y medidas concretas. De acuerdo al curso de la historia también el pensamiento guía está en constante desarrollo y nunca está acabado. En el caso concreto de la revolución peruana el pensamiento guía es el Pensamiento Gonzalo y es acuerdo del PCP que sólo con el Pensamiento Gonzalo se resolverá los problemas nuevos, lo que implica necesariamente el desarrollo de la línea política. Pero ¿cuál es la posición del CORIM? Sostienen que "el PCP ... tiene una línea desarrollada para la revolución en el Perú", es decir la comprenden como algo estático, invariable que simplemente hay que aplicar aunque cambie la situación; y, de esta manera lo desligan las condiciones concretas. Con ello manifiestan una forma dogmática de concebir la ideología que lleva a aplicación mecánica y a oportunismo.
Pero es más, tampoco entienden que este pensamiento guía siempre es de una persona determinada en la cual recae este papel por casualidad histórica y la cual demuestra en larga brega su capacidad de dirigir la revolución. Era Lenin quien dijo que "en toda clase hay y habrá ... representantes de la clase que no piensan, son incapaces de pensar por sí mismos, de no ser así, el imperialismo no sería el opresor de clase que es". Desgraciadamente no todos los hombres son iguales, hay un desarrollo desigual de la conciencia política y del nivel de comprensión de las leyes y siempre hay quienes son más avanzados que otros, una vanguardia, no importa el grado de desarrollo que tenga. La idea del igualitarismo proviene de los revolucionarios pequeño burgueses y siempre ha sido combatido por los marxistas.
El mismo Lenin estableció que las masas se dividen en clases, que las clases generan sus jefes y entre ellos uno quien demuestra mayor desarrollo y capacidad y deviene en la jefatura. La Revolución de Octubre triunfó porque estaba Lenin, la revolución china porque estaba el Presidente Mao, es decir porque había una jefatura y un pensamiento guía altamente desarrollados que tenían la capacidad de manejar la revolución en medio de las dificultades que enfrenta lo nuevo. Con otras palabras, había una jefatura capaz de coger el marxismo de su época, aplicarlo a las condiciones concretas de su país y del momento histórico, descubrir las leyes específicas de la revolución en su país, plasmándolas en línea política. ¿Pero qué sostienen los del CORIM? Dicen: "Si bien el papel de los altos mandos ha sido importante y algunas veces decisivo en la historia de nuestra clase y en la vida de los partidos comunistas, estos mismos dirigentes son el producto de la lucha colectiva y en un sentido global esta colectividad es el aspecto principal."(p.79) Es decir que los grandes jefes del proletariado, Marx, Lenin y el Presidente Mao, que han desarrollado la ideología del proletariado, el marxismo-leninismo-maoísmo, al final de cuentas han jugado un papel completamente secundario. Del mismo modo definen el Pensamiento Gonzalo como producto de todo el Partido, pero no sólo eso, sino también de todo el pueblo, del proletariado internacional y del MRI. Por tanto, no se necesita del Presidente Gonzalo para aplicar el Pensamiento Gonzalo. De esta manera, igual a los revisionistas chinos que plantearon que el maoísmo o, el pensamiento Mao Tse-tung como ellos lo calificaron, era de todo el PCCH, el CORIM defiende la idea de Pensamiento Gonzalo sin el Presidente Gonzalo. Tras de eso hay la incomprensión completa de la relación entre masas y Partido/dirección. Es un hecho que las masas siempre han luchado y seguirán luchando, pero estas luchas no llevan a revolución si no hay un Partido que las dirige. En síntesis, lo que no comprenden los señores del CORIM es que el Pensamiento Gonzalo es específicamente principal y estratégico para la revolución peruana porque sin él no habrá revolución.
Es justamente el carácter estratégico de la jefatura y su pensamiento que convierte la caída del Presidente Gonzalo en tan grave problema para la revolución peruana. No es como sostiene el CORIM que es igual a cualquier dificultad anterior, que se haya enfrentado y superado gracias a la guerra popular, porque al final de cuentas, todos los problemas anteriores se superó gracias a la sabia dirección del Presidente Gonzalo. Se trata de una situación completamente nueva tanto en la historia del PCP como en la historia de la revolución proletaria mundial, de una situación inédita, porque jamás antes la cabeza del portaestandarte de la revolución proletaria mundial - el mismo CORIM define así el PCP - cayó preso, ni mucho menos en medio de una guerra popular en desarrollo exitoso. En esta situación no cabe seguir como antes sino analizar la nueva situación y desarrollar el Pensamiento Gonzalo; y el único que puede hacerlo es el mismo Presidente Gonzalo.
El CORIM dice, si el Presidente Gonzalo hubiera muerto, también otros hubieran tenido que asumir la dirección y proseguir la revolución con el Pensamiento Gonzalo y ahora, estando el Presidente Gonzalo preso, es lo mismo. Sólo se les puede contestar a estos señores: Si el Presidente Gonzalo hubiera muerto, mucho mayor sería la conmoción, el desconcierto, el desbande y el debilitamiento de las fuerzas proletarias. ¿Cuál sería la perspectiva con una dirección como la de Feliciano o de la camarada Nancy que mientras tanto recapituló y cambió de posición? ¿A dónde llevaría al PCP y al pueblo peruano? Y como vanguardia de choque de la revolución mundial ¿qué aportarían a la revolución mundial? Y el mismo MRI ¿dónde estaría sin la guía del Presidente Gonzalo? ¿Qué sería del maoísmo? Ya hubieran eternizado el Pensamiento MaoTse-tung para no tener que aplicarlo, ni hablar de los fuertes problemas de comprensión del marxismo que manifiestan estos autodenominados dirigentes del proletariado internacional. Pero afortunadamente el Presidente Gonzalo está vivo y, no sólo se muestra más lúcido que nunca para analizar con claridad la situación y plantear soluciones, sino también encontró la forma de hacer llegar su posición, y, sobre todo, de parar a los revisionistas del bloque escisionista, porque bien sabe que en tiempos de dificultades el revisionismo siempre trata de levantar cabeza.
Las fallas ideológicas se manifiestan necesariamente en lo político y en el caso del CORIM se ve una clara posición militarista junto con un fuerte soslayamiento a la política y una sobreestimación tremenda al enemigo. Tergiversando los planteamientos del Presidente Mao sobre la relación entre guerra y política sostienen que la lucha política hoy en día no es posible porque la reacción y el imperialismo no lo permiten, entendiendo de lucha política el desenvolvimiento dentro de la legalidad burguesa y la participación en elecciones, lo que choca con lo desarrollado por Lenin sobre el partido de nuevo tipo. Para ellos la única forma de lucha política es la lucha armada; así subsecuentemente tienen que llegar a la conclusión que terminar la guerra popular significa dejar de luchar y irse a casa, es decir capitular. El PCP, en cambio ya desde siempre ha practicado la guerra política sin armas, no sólo antes de iniciar la lucha armada sino también después. Nunca se planteó que el trabajo de masas sea trabajo militarizado ni que las luchas de masas, dirigidas por el PCP, sean únicamente lucha armada. Es más, lo que se estableció antes de la caída del Presidente Gonzalo y de la dirección central era la necesidad de impulsar la lucha política en función de construir la conquista del poder y llevar a una amplia movilización de las masas.
Por tanto, la afirmación del CORIM de la imposibilidad de la lucha política, implica que tampoco es posible el trabajo de masas. Pero sin trabajo de masas no hay construcción ni de organismos de masas, ni de ejército ni de partido, lo que lleva a la pregunta ¿qué entonces es la práctica política que tienen estos señores?. Se ve claramente que para ellos hacer la revolución se reduce a hacer acciones armadas; no dicen ni una palabra de la construcción ideológico-política que es lo principal en todo el trabajo de construcción.
Su menosprecio al trabajo de masas también se manifiesta en su concepto de las bases de apoyo, cuando dicen: "De tales bases el ejército rojo recluta sus combatientes, consigue suministros y una superioridad en la inteligencia." (p. 31) Trasluce la idea de zonas inexpugnables que es expresión del militarismo pequeñoburgués cubanista y choca con la guerra popular como guerra de masas. En verdad, las bases de apoyo son zonas donde la mayoría de las masas están ya ganadas; y esto se hace lógicamente con trabajo de masas antes que se pueda formar bases; y, además una especificación de la revolución en el Perú es, que en las bases toda la población está militarizada en la fuerza de base para su defensa, es decir, ya "reclutada"; pero el factor principal es que allí se viene construyendo el Nuevo Estado como estado de nueva democracia. La incorporación al ejército revolucionario, o el "reclutamiento", se da en todos partes, también en las zonas dominadas del enemigo, incluso en sus puntos más fuertes, las mismas ciudades, y parte de la movilización y organización de las masas, aplicando la ley marxista que primero hay que mover las mentes para mover los brazos.
Además en los planteamientos del CORIM se confirma otra gran verdad marxista: quien tiene menosprecio a las masas también tiene menosprecio al Partido porque centra en las armas y no en los hombres. No asombra que estos señores califican al partido comunista únicamente como cuartel general de la guerra popular, como dirección militar y, los dirigentes, incluido el Presidente Gonzalo son para ellos simples mandos que pueden ser remplazados por otros si caen. En cambio el marxismo-leninismo-maoísmo, Pensamiento Gonzalo nos enseña que el Partido, en primer lugar, es fuerza dirigente y dirección política de la revolución, porque la revolución la hacen las masas, el Partido sólo las dirige. Es él quien define el objetivo político de la guerra popular y de cada acción armada. Al final de cuentas, cualquier bruto puede hacer una acción armada y hasta dirigirla exitosamente. Lo que importa es el objetivo político de la acción y para ellos se precisa la dirección acertada del partido, sino se llega a acción por acción y militarismo pequeñoburgués. Por eso el Presidente Gonzalo llama a los revolucionarios a formarse como comunistas, militares y administradores del nuevo estado, pero lo principal es la formación de comunistas, mientras según los militarejos del CORIM lo principal sería formarse como militares.
Estas mismas ideas militaristas se manifiestan cuando se inventan el supuesto principio marxista que una guerra una vez empezada no puede interrumpirse y sostienen que el problema principal en el Perú es mantener la guerra popular, el ejercito y las bases de apoyo; la preservación y la defensa del Partido no las mencionan en ningún momento. Sólo plantean que la razón de ser del Partido es la guerra popular, porque si se termina la guerra, el Partido se destruye. Sin embargo, desde Marx, pasando por Lenin, el Presidente Mao y hasta el Presidente Gonzalo definieron como tarea central y razón de ser del Partido la conquista y la defensa del poder político que, por cierto, se hace mediante la violencia revolucionaria. Pero se sobreentiende que la guerra es el medio para alcanzar la meta, no la meta misma. Y si la conquista del poder en determinadas circunstancias, como las que actualmente hay en el Perú no es posible, carece de sentido.
El mismo CORIM reconoce que el objetivo político de la conquista del poder está en problemas a consecuencia de la detención del Presidente Gonzalo, pero la solución que proponen es prolongar la guerra hasta que se encuentre la forma a desarrollarla: "Desde el punto de vista marxista-leninista-maoísta, el problema clave es cómo salvaguardar la Guerra Popular y cómo desarrollarla bajo las nuevas condiciones, a través de vueltas y revueltas." (p.79) No les importa en lo más mínimo que no se tenga objetivo político claro o que la sangre del pueblo sea derramada en vano y, su menosprecio a las masas va tan lejos que proponen que se debe luchar hasta quemar el último cartucho, aunque este sacrificio sea inútil: "No se debe permitir que la derrota militar se convierta en una derrota política. Tal situación se va a dar si se acepta la derrota fácilmente, antes de que toda la iniciativa y entrega de los combatientes y las masas se hayan agotado. Y aún si estos esfuerzos no hacen milagros, al menos representarían luchar hasta quemar el último cartucho como se hizo en la Comuna de París, una batalla que fue necesaria para proveer de enseñanza adicional a las masas y de entrenamiento para la siguiente lucha." (p. 69) Ya que cogen el ejemplo de la Comuna de París, que de hecho es una valiosa experiencia del proletariado internacional, también deben ver que la derrota llevó al repliegue más largo de la revolución mundial hasta ahora. El problema es no dejarse derrotar, replegarse a tiempo y crear condiciones para seguir luchando.
En consecuencia estos llamados "dirigentes" que incluso generosamente ofrecen su apoyo al bloque escisionista poniendo "la experiencia del MCI ... a disposición del PCP" (uno se pregunta ¿qué experiencia?), no tienen idea de lo que es un comunista; para ellos el Partido no es vanguardia sino está a la cola de las masas. Argumentan que no se puede exigir que la "dirección" debe producir planes precisos de inmediato para avanzar y si no, suspender la guerra porque "... los factores subjetivos siempre van a la zaga de los factores objetivos, y esto es así especialmente cuando se dan grandes cambios en la situación objetiva." (p. 73) En cambio el marxismo nos enseña que el Partido tiene que manejar las leyes de la revolución y tener sentido práctico, previsión y clarividencia, lo que significa prever problemas y preparar a las masas para enfrentarlas.
Su incomprensión del papel de los comunistas lleva al CORIM a negarles esta condición cuando son prisioneros. Apuntando contra el Presidente Gonzalo y la dirección central del PCP afirman que es difícil y prácticamente imposible que los prisioneros de guerra puedan hacer un análisis correcto de la situación: "Es importante tener en cuenta que, para un grupo de personas arrancadas de la colectividad de su partido y de las masas en lucha, y cuyas fuentes de información están bajo control del enemigo, es difícil desarrollar un análisis concreto correcto y, sobre esa base, una estrategia y tácticas correctas para todo el partido. Las tácticas de lucha correctas y firmes de un partido comunista sólo pueden emerger en el curso de la lucha de masas, o sea en la experiencia concreta." (p. 74) Una posición parecida ya se combatió en el PCP el año 1983, cuando la derecha sostuvo que sólo quien estaba participando directamente en las acciones armadas estaba en condiciones de dirigir. Esta posición, que apuntaba a cuestionar la jefatura, fue desenmascarada y combatido por el Presidente Gonzalo como posición de poder personal y de feudo. En esta oportunidad hizo entender que la dirección es política y para ejecutarla lo que principalmente se necesita es manejar y desarrollar las leyes del proceso revolucionario. Las Luminosas Trincheras de Combate en el Perú son prueba fehaciente de ello. No sólo son una gran escuela del marxismo en el sentido teórico, sino vienen desarrollando la lucha política y la acción militar y demuestran que lo que se necesita para arrancar conquistas al enemigo es aferrarse a la ideología, desarrollar un plan y organizarse.
Por otro lado, nunca el PCP ha sostenido que desde la cárcel se pueda conquistar el poder y, tampoco se puede desarrollar planes para acciones militares afuera, como en algunas oportunidades imputó la reacción peruana a los prisioneros de guerra. Pero lo que sí se puede y que ni la represión más feroz puede impedir es pensar, analizar y opinar y, en el caso del Presidente Gonzalo, de este modo poner en movimiento al Partido. Al plantear su propuesta de la nueva gran estrategia y dentro de ella de un acuerdo de paz expresó claramente que se trataba del punto de vista de la jefatura y de la dirección central del PCP, que había que debatir. En verdad, este procedimiento no se diferencia en nada del usual, porque la línea no se impone, impartiendo ordenes al estilo militar burgués sino convenciendo de su correctitud en medio del debate y de la lucha de dos líneas. Es el mismo debate y, dentro de ella la negación de llevarla, la falta de argumentos y los métodos del bloque escisionista, que demostraron la justeza de los planteamientos del Presidente Gonzalo y que llevó a que gran parte del Partido cerró filas con él. Además no hay Acuerdo de Paz y bien claro quedó que no podría haberlo sin la participación directa en las negociaciones de la dirección del PCP en libertad.
Las problemas ideológicos y políticos del CORIM también se expresan en su incapacidad de analizar correctamente las condiciones concretas a nivel internacional y en el Perú. No diferencian entre condiciones objetivas y condiciones subjetivas y, especialmente no ven la importancia de los partidos comunistas.
A nivel internacional niegan el RPG porque únicamente ven las condiciones objetivas para la revolución y que las masas están luchando. No entienden que sólo se trata de luchas de defensa contra la mayor explotación y opresión del imperialismo que no tendrán rumbo mientras no hay auténticos partidos comunistas, es decir partidos marxista-leninista-maoístas en condiciones de dirigirlas. Comparan la situación con los años 60, lo que es absurdo, porque en este entonces la revolución estaba en ascenso, tenía con China una base y un centro y logró su punto más alto de desarrollo hasta hoy. Mientras tanto ha perdido su última base con la restauración del capitalismo en China y la restauración avanzó, renegando abiertamente del marxismo y del socialismo. Si bien es cierto que lo que en la URSS cayó no era el socialismo sino el revisionismo, en este momento este hecho lamentablemente no favorece a la revolución, como sostiene el CORIM, porque la campaña propagandística del imperialismo sobre el "fracaso del socialismo" y la "muerte del marxismo" confunde a la opinión pública. Así los comunistas tienen que cargar con las maldades del revisionismo.
Es innegable que la lucha de clases se sigue desenvolviendo en el mundo; hasta en las propias entrañas del imperialismo norteamericano se ven luchas, protestas de las masas con carácter superior a la de los sesenta, pese a esa ofensiva contrarrevolucionaria general del imperialismo, porque la explotación subsiste y crece la opresión nacional, sigue desenvolviéndose. Los golpes de EE.UU. son contra las naciones oprimidas, por ejemplo, Somalia, Irak o Yugoslavia, que es el caso de desintegración de una zona atrasada y sobre ella actúan Alemania, Francia. Se ve la desintegración de lo que fuera la URSS y ahí se dan luchas nacionales, se ve en el mundo que junto a la capacidad de producción, de riqueza, hay fabulosa pobreza. Son las dos caras del imperialismo: explotados y explotadores, sí, todo eso hay, pero el asunto consiste en definir quien está a la ofensiva, quien a la defensiva. No confundir los golpes del imperialismo yanqui con la ofensiva de la revolución mundial, como peregrinamente lo hacen el CORIM y otros, eso es parte de que Estados Unidos apuntan a ser superpotencia hegemónica única.
El CORIM debe preguntarse porqué no vivimos un gran auge de la revolución en vista de la agudización de las contradicciones a nivel mundial, pero cierran los ojos ante un hecho decisivo: la conciencia política, la movilización y organización de las masas para la revolución, es decir las condiciones subjetivas están insuficientemente desarrolladas; y eso parte de su vanguardia, de los partidos comunistas, que tienen insuficiente desarrollo ideológico-político. Muestra de ello son los mismos planteamientos actuales del CORIM que sólo ve los avances. Y, lógicamente si no se concibe la realidad como es, el repliegue político general que es evidente y los problemas que derivan de ello, no se puede encontrar el camino para avanzar.
Igualmente los señores del CORIM se muestran incapaces de ver en su real dimensión los problemas de la revolución peruana, principalmente el debilitamiento del PCP y de su izquierda con la caída del Presidente Gonzalo y la dirección central, que han llevado a que el Acuerdo de Paz ha devenido una necesidad para el P, el pueblo y toda la sociedad peruana en su conjunto. Consideran la caída como simple derrota militar que se supera militarmente. Aparte de su ya mencionada incomprensión del papel del PCP y, sobre todo del carácter estratégico del Pensamiento Gonzalo, no ven ni los problemas nuevos que se le presentaron a la revolución peruana en el momento de la caída, ni mucho menos la repercusión que ha tenido. En su enjuiciamiento de la situación y de un acuerdo de paz en el Perú no toman en cuenta para nada las condiciones específicas, sino comparan mecánicamente la situación en el Perú con situaciones de repliegue estratégico militar anteriores, como la "Gran Marcha" o con negociaciones de paz, como las de Chungching. Cogiendo esta última experiencia la generalizan para definir las concesiones que son aceptables para un acuerdo de paz, estableciendo cuáles son los intereses fundamentales del pueblo que no pueden ser perjudicados: "Esto significa, concretamente, proteger la Guerra Popular que constituye el más importante interés del pueblo en el Perú actualmente. Esto incluye proteger al partido, al ejército y el Nuevo Poder. Ninguno de ellos puede disolverse." (p.72) De este modo rechazan los 11 puntos de la propuesta para el Acuerdo de Paz que fueron publicados en el Perú, porque consideran inaceptable la autodisolución del ejército y de las bases de apoyo. No ven que la situación histórica de las negociaciones de Chungching en 1945 era completamente diferente, básicamente porque la revolución mundial estaba en ascenso y la revolución china en pleno desarrollo, aparte de que el PCCH no pasaba los problemas de dirección proletaria que viene pasando el PCP, porque el Presidente Mao Tse-tung estaba manejando la situación, que es un factor principal.
Sin embargo, en lo que respeta los problemas de la revolución peruana para todo revolucionario que merece este nombre, el más importante interés no es la guerra popular sino la defensa de la jefatura del PCP, no por el culto a la personalidad del Presidente Gonzalo como imputan sino en defensa de un rumbo y de una línea, que es la línea proletaria; porque si el PCP se desenrumba al revisionismo ya no habrá guerra popular sino guerra militarista en defensa de los intereses de unos caudillos, mientras el ejército revolucionario se convertirá en una pandilla armada y el Nuevo Poder en el feudo del bloque escisionista.
Otro argumento de rechazo al Acuerdo de Paz es que no será posible su aplicación porque la reacción y el imperialismo no van a cumplir lo acordado y lo aprovecharán para un genocidio mayor, lo que expresa la misma fuerte sobreestimación al enemigo como su planteamiento de que no es posible la lucha política. Lo que ellos se imaginan es que en caso de un Acuerdo de Paz el PCP abre sus locales partidarios poniendo su letrero y se incorpora a la vida política burguesa, incluso participando en elecciones para el parlamento, porque no se atreven a pensar en partido de nuevo tipo. Ven tan omnipotente al imperialismo y a la reacción que son incapaces de ver que tiene contradicciones internas y que existe un campo de convergencia que hubiera hecho posible un Acuerdo de Paz si los que quedaron dirigiendo fuera de las prisiones hubieran asumido su responsabilidad.
Estas fallas en los diferentes planos - y sólo hemos cogido los más saltantes - han llevado al CORIM a respaldar el bloque escisionista en el Perú; y igual a éste que pretende imponer los cuatro cambios en todo el PCP (es decir el cambio de la dirección roja del Presidente Gonzalo por su dirección revisionista, el cambio de la línea proletaria por su línea burguesa, el cambio del Partido Comunista por un partido revisionista y el cambio de la guerra popular por la guerra militarista) el CORIM busca imponer su posición en todas las organizaciones miembros del MRI. Con este fin llamó a una campaña a nivel internacional para respaldar sus compinches del bloque escisionista porque éstos en el Perú, cada vez más carecen de apoyo.
Pensamos que la posición planteada por el CORIM demuestra claramente que no está en condiciones a jugar algún papel dirigente, porque expresa una serie de problemas ideológico-políticos. De ellos el problema más grave es el menosprecio a la ideología y, especialmente la falta de comprensión de su proceso dialéctico de desarrollo, derivado de su aplicación creadora a condiciones concretas. Conciben la revolución como algo abstracto y la ideología como algo estático, lo que no les permite ver la importancia estratégica del pensamiento guía y de la jefatura de cada revolución. Ligado a ello está que no conciben el papel de los partidos comunistas como vanguardia y dirección política de la revolución. Centran en el aspecto militar, concibiendo las armas y no los hombres como el factor principal para el desarrollo de la revolución y negando el principio que el Partido manda al fusil. Pero como todos los caudillos son caudillos de papel que en el fondo tiemblan ante el imperialismo. Su incapacidad de señalar el camino de la revolución y asumir su papel de vanguardia les lleva a ponerse a la cola de las masas, considerando las luchas populares justas como gran avance de la revolución.
Ya desde siempre el Presidente Gonzalo y el PCP han sostenido que el desarrollo de la revolución mundial depende de la formación y del desarrollo de auténticos partidos comunistas, es decir de partidos que cogen a cabalidad el marxismo de la etapa actual que es el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo y lo apliquen a las condiciones concretas de su revolución. Si los miembros del CORIM realmente son comunistas su principal responsabilidad es trabajar por la formación y el desarrollo de partidos comunistas en sus países para ponerse a la cabeza de las luchas populares y darles rumbo, pero si desconocen el papel de los partidos comunistas no podrán cumplir esta tarea.
Cada partido tiene que responder de su propia línea y, en este caso, cada organización miembro del MRI tiene que decidir si quiere seguir a las posiciones revisionistas del CORIM y apoyar la pandilla de caudillos, anarquistas y puestistas del bloque escisionista en el Perú o si quiere enarbolar, defender y aplicar el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo.
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