Jose Carlos Mariátegui      PERU KÄMPFT
UNA PUBLICACION DEL CIRCULO DE TRABAJO MARIATEGUI  EN ESPAÑOL Y ALEMAN
Peru kämpft
N° 7
"EL DIARIO INTERNACIONAL": VOCERO DE LA NUEVA LÍNEA OPORTUNISTA EN EL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ

Es un hecho innegable que el giro estratégico del Partido Comunista del Perú (PCP), planteado por su jefe, el Presidente Gonzalo, que inicialmente se especificó en la política general de "¡Luchar por un Acuerdo de Paz y sentar bases para el II Congreso!", tiene muchos opositores entre los apoyantes de la revolución peruana en el extranjero. Una serie de organizaciones políticas que se consideran amigos del PCP se han pronunciado en contra de esta política, entre ellos el MRI; otros han actuado con más cautela, pero sí apoyan a los grupillos ligados al Bloque Escisionista que encabezan los usurpadores del Comité Central del PCP.

Los seguidores del Bloque Escisionista en el extranjero defienden en lo básico la posición de sus amos en el Perú que les han "inducido al error con el bluff y la mentira" como dijera la compañera Nancy en su autocrítica pública del 17 de setiembre del 95. Pero por la falta de argumentos sólidos cada uno de ellos ha agregado sus propios "desarrollos" y puntos de vista.

"El Diario Internacional" probablemente es el medio de prensa que más furiosamente ha defendido esta Nueva Línea Oportunista. Este medio de información ha alcanzado una distribución relativamente amplia en el extranjero por usufructuar del prestigio que el Presidente Gonzalo dio a "El Diario" en el Perú al concederle su histórica entrevista en 1989. En este entonces circunstancialmente fue dirigido por Luis Arce Borja, quien posteriormente optó por abandonar su país y empezó a publicar una edición internacional con el mismo nombre desde Bruselas. Pero entre ambas hay una marcada diferencia. Mientras "El Diario" en el Perú está tomando una posición a favor de la nueva gran estrategia, planteada por el Presidente Gonzalo, "El Diario Internacional" de Luis Arce Borja ha servido al Bloque Escisionista para difundir sus mentiras e imputaciones y a confundir a sus lectores. El daño causado es mucho mayor aun porque muchos aquí en Europa toman esta publicación como vocero oficial del PCP, cosa que nunca ha sido ni en el Perú ni mucho menos en el extranjero. Simplemente era, como dijera el Presidente Gonzalo en su entrevista, "la única tribuna que realmente sirve al pueblo". Pero sólo puede jugar este papel, mientras se sujeta a la línea política del PCP. Si "El Diario" se aleja de la línea proletaria del Presidente Gonzalo no es más que un vocero del revisionismo. Y a su director Luís Arce Borja, quien se quiere hacer pasar como gran defensor de la revolución peruana y conocedor de la línea política general del PCP y quien nunca ha pasado de ser un simple simpatizante del PCP sin ninguna vinculación orgánica, se le saltan sus criterios, ideas y posiciones revisionistas apenas manifiesta algún criterio propio. Demostración de ello ha sido su actuación a favor del Bloque Escisionista.

La posición de "El Diario Internacional"

Las cartas del Presidente Gonzalo, en las que propone al presidente peruano Fujimori negociaciones para llegar a un acuerdo de paz, han sido redactadas y publicadas en las primeras semanas de octubre de 1993. La reacción de "El Diario Internacional" era de inmediato; ya en su No. 21 de setiembre/octubre del 93 rechaza rotundamente las cartas como "una patraña", denunciándolas como parte de la guerra sicológica del gobierno peruano.

Inicialmente aún se podría considerar esta posición como producto de la precipitación y el desconcierto a raíz del bajo nivel política y de la incapacidad de análisis correcto de Arce Borja. Sin embargo, pronto las cartas fueron confirmadas por una directiva personal del Presidente Gonzalo, por el pronunciamiento de apoyo de un grupo de militantes que tuvieron oportunidad de reunirse con la Dirección Central del PCP y, sobre todo, por una serie de textos que salieron de estas reuniones. Estos documentos, que llegaron al público comienzos de 1994, fundamentan ampliamente porque el Presidente Gonzalo considera necesario terminar la guerra y aclaran que esta política es parte de una nueva gran estrategia a consecuencia de un giro estratégico de la revolución peruana, surgido por la detención de la Jefatura del PCP. A comienzos de 1995 se llegó a conocer otros documentos, productos de nuevos reuniones con el Presidente Gonzalo en los últimos meses del 94. En ellas se fundamenta aún más ampliamente el giro estratégico y se desenmascara a los usurpadores del Comité Central como una nuevo línea oportunista de esencia revisionista.

Sin embargo, nada de ello pudo influir en la posición de Arce Borja. Sigue insistiendo que se trata de una "patraña" del gobierno peruano y el imperialismo norteamericano que busca crear una opinión pública favorable para inversiones, ganar el referéndum sobre la nueva constitución peruana, programado para la primera semana de noviembre, confundir al pueblo y llevar la revolución a la capitulación. Todos los hechos que no acuerdan con esta opinión Arce las niega, torciéndolos de acuerdo a sus necesidades.

Arce sigue sosteniendo invariablemente que la Nueva Gran Estrategia no puede venir del Presidente Gonzalo porque se basa en un análisis incorrecto de la situación política, choca con los principios y el programa y se contradice con declaraciones anteriores de la jefatura del PCP.

Vemos ahora, en qué se basan estas opiniones y cuál es su fondo ideológico y político.

¿Cúal es la verdadera situación del Estado peruano?

En su análisis de la situación actual del Estado peruano, el Presidente Gonzalo llega a la conclusión que éste ja logrado avances en el cumplimiento de sus tres tareas, el reimpulso del capitalismo burocrático, la reestructuración del Estado y el aniquilamiento de la guerra popular. Pero también plantea que estos avances son relativos y el viejo Estado se ve ante la necesidad de consolidarles, lo que le demanda un gobierno y planes a largo plazo. Esta parte de los planteamientos del Presidente Gonzalo "El Diario Internacional" prefiere pasar por alto, porque sirve a fundamentar porqué el Estado reaccionario necesita un acuerdo de paz. Más bien Arce les presenta como reconocimiento que el gobierno peruano haya cumplido sus tres tareas y estabilizado su sistema. Sobre esa suposición fundamenta su rechazo al planteamiento del Presidente Gonzalo; y más aún, niega todo tipo de avance del Estado peruano. Según su opinión éste se encuentra en una situación desesperado ante la perspectiva de su derrumbe total, lo que para él motivó la supuesta "patraña" de la propuesta de paz del Presidente Gonzalo.

Como todos los datos contradicen esta posición, se inventa otros en el intento de fundamentar que el Estado se encuentra en una profunda crisis económica, política y moral. El crecimiento del Producto Bruto Interno lo convierte en un decrecimiento de 22% y el creciente flujo de capitales imperialistas hacia el Perú lo niega, aduciendo que no hay inversiones por la situación de guerra interna. El control de la hiperinflación ni la menciona. El referéndum sobre la nueva Constitución lo presenta como gran derrota, aunque el gobierno lo ha ganado y no por menos le sirvió a abrir el camino para la reelección de Fujimori que mientras tanto se ha hecho realidad.

Como signo más importante para la crisis del Estado peruano evalúa el creciente empobrecimiento del pueblo. De esta manera confunde explotadores con pueblo, condiciones objetivas de la revolución con condiciones subjetivas. Si bien es cierto que el pueblo peruano hoy sufre más hambre y miseria que ayer y que las condiciones objetivas para la revolución existen, no implica que el viejo Estado se haya debilitado y la revolución fortalecido. Hay que ver quién esta en la ofensiva y quién esta en la defensiva. No sólo en el Perú sino a nivel mundial la recuperación económica se basa entre otras cosas en la mayor explotación del pueblo, aprovechando al máximo el debilitamiento del movimiento popular a consecuencia de la ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo que ya dura desde la segunda mitad de los 80. Aunque las contradicciones entre explotados y explotadores objetivamente se han agudizado, mejorando las condiciones objetivas para el desarrollo de la revolución, el factor determinante son las condiciones subjetivas, es decir, la fortaleza del movimiento popular, su grado de desarrollo y, sobre todo, la situación de su Partido, el Partido Comunista, porque sin él no habrá revolución y el movimiento popular se desenrumba.

Pero como Arce no entiende el papel dirigente de la revolución del Partido Comunista, sino considera que las armas son lo decisivo, llega a la conclusión que todos los planes de la guerra contrarrevolucionaria han fracasado y que el gobierno sufre una derrota tras otra.

Sobre la guerra popular: ¿pujante desarrollo o dificultades?

En oposición a la posición del Presidente Gonzalo que la detención de la dirección central del Partido y Estado Mayor de la guerra popular ha debilitado la revolución en forma decisiva, Arce sostiene que no ha tenido ninguna repercusión. Según él al contrario la guerra popular se encuentra en un "pujante desarrollo" y la meta de a conquista del Poder se acerca más cada día. Según su opinión, el equilibrio estratégico se está desarrollando a favor de la revolución. Por tanto, no puede hablarse de un giro estratégico y un acuerdo de paz no sirve a la revolución y al pueblo, sino sólo trae beneficios y al imperialismo norteamericano.

Si bien Arce reconoce los golpes que ha recibido el PCP en los últimos tiempos, considera que "la organización revolucionaria en el Perú tiene capacidad de asimilar los golpes", haciendo referencia a las brutales campañas antisubversivas que resistió hace años. Pero el golpe más grande y decisivo, que es la detención del Presidente Gonzalo y de la Dirección Central del PCP, no lo menciona para nada. Para él la guerra popular está en pujante desarrollo, desenvolviéndose como "guerra de liberación", término que reiteradas veces usa, aunque el PCP claramente definió la presente etapa de la guerra popular como guerra campesina. En su Discurso del 24 de setiembre del 92 Presidente Gonzalo habla de la perspectiva de un mayor sometimiento al imperialismo que demanda que la revolución se desarrolle como camino popular de liberación, lo que obviamente es diferente a guerra de liberación, aparte que implica construir los organismos correspondientes que son el Frente Popular de Liberación y el Ejército Popular de Liberación, tarea que no se avanzó, porque no se trata de un simple cambio de nombre. Pero siguiendo a sus amos en el Perú, Arce ya lo ve realidad e incluso va más allá.

Igualmente sostiene que el Nuevo Estado, producto de la guerra popular, está desarrollándose, cobrando más vigor y actualidad ¿Y cómo fundamenta? Con la cada vez mayor necesidad del Nuevo Estado. Nadie que tome la posición del pueblo duda de esta necesidad, pero ¿qué porcentaje del pueblo peruano realmente tiene conciencia de ella? Y, además, no basta la conciencia de la necesidad, el deseo, también se necesita condiciones para ponerlo en práctica.

En el vano intento de dar más solidez a sus planteamientos, Arce tiene la desfachatez de usar citas del Presidente Gonzalo para sustentar su posición. Se inventa una "entrevista", en la que junta citas del Presidente Gonzalo fuera del contexto y resalta en especial una cita de la Entrevista del 89, en la cual el Presidente Gonzalo se refirió a la situación de fines de los 80 cuando el revisionismo pedía el diálogo entre el PCP y el gobierno, ofreciéndose incluso como mediador. El justo y correcto rechazo de estos afanes revisionistas de desenrumbar la revolución, Arce las toma como cuestión de principio. De esta manera, pasa por alto la experiencia de 150 años de la revolución proletaria mundial, que ha demostrado que compromisos y negociaciones eran cosa frecuente en todo proceso revolucionario, en el fondo imputando al Presidente Gonzalo la misma estrechez dogmática que él tiene.

En un artículo de noviembre de 1993 expresa claramente porqué cree que la caída del Presidente Gonzalo no ha tenido ninguna repercusión en la guerra popular: "La dirección se basa en dirección colectiva y en la dirección unipersonal de los jefes y dirigentes, todo esto bajo el principio 'el mando nunca muere'." De esta manera desconoce todo lo que el marxismo ha establecido sobre jefatura, convirtiéndola en dirección colectiva. Esto está en oposición de los planteamientos del Presidente Gonzalo en la "Entrevista" del 89. Allí explica que toda revolución de la historia ha generado un grupo de jefes, de lo cual ha surgido un jefe máximo del Partido y de la revolución. Este proceso está íntimamente ligado al desarrollo de un pensamiento guía, es decir un concepto propio del camino específico de la revolución en el país correspondiente, cualquiera sea el grado de desarrollo que el mismo tenga. En el Perú por necesidad y casualidad histórica este papel ha recaído en el presidente Gonzalo, cuyo jefatura se sustenta en el pensamiento gonzalo, creado por él.

Entonces considerar la jefatura como dirección colectiva implica que también el pensamiento en que se sustenta sea producto de todo el Partido. De esta manera se pretende separar el Pensamiento Gonzalo de la persona quien lo creó, sosteniendo "pensamiento Gonzalo sin Gonzalo". Esta conocida posición revisionista, que entre otros sostiene Teng Siao-ping, choca violentamente con los acuerdos partidarios a más alto nivel :

"Pero además, y éste es el fundamento de toda jefatura, las revoluciones generan un pensamiento que las guía, resultado de la aplicación de la verdad universal de la ideología del proletariado internacional a las condiciones concretas de cada revolución; pensamiento guía indispensable para alcanzar la victoria y conquistar el Poder y, más aún, para continuar la revolución y mantener el rumbo siempre hacia la única grandiosa meta, el comunismo; pensamiento guía, que llegado a un salto cualitativo de decisiva importancia para el proceso revolucionario que dirige, se identifica con el nombre de quien lo plasmó teórica y prácticamente." ("Acerca del Pensamiento Gonzalo", Documentos Fundamentales del I Congreso del PCP, 1989)

Es el Presidente Gonzalo quien por más de 30 años ha dirigido el PCP y el mismo I Congreso reconoce su papel, definiendo entre otras cosas que sin el Presidente Gonzalo y su pensamiento no se hubiera reconstituido el Partido ni iniciado, mantenido y desarrollado la guerra popular. Si bien es cierto que en la acción militar rige la norma que, si el mando cae le sigue el próximo en la jerarquía, sobre la marcha, para garantizar la acción, cuando cae la Jefatura no se resuelve el problema remplazando el jefe del Partido por orden jerárquico. La jefatura de un partido obviamente necesita cualidades que en la misma lucha de clases se tienen que comprobar. Existe una diferencia decisiva entre dirigentes y la jefatura. Dirigente es un cargo orgánico entre tanto que jefes y jefatura se entiende como reconocimiento de autoridad partidaria y revolucionaria, adquirida y probada en larga brega, de quienes en la teoría y la práctica demuestran que son capaces de encabezar y guiar la revolución hacia el avance y la victoria en la consecución de nuestros ideales de clase.

¿Dónde está la autoridad reconocida, adquirida en largos años de brega del Bloque Escisionista? ¿Dónde está el pensamiento que lo sustenta, la aplicación creadora de la verdad universal a las condiciones concretas? Después de la caída del Presidente Gonzalo ni siquiera han sido capaces de analizar las implicancias que iba a tener para el Partido, la guerra popular y la situación en su conjunto, ni concluir el III Pleno para establecer el plan de desarrollo estratégico y el plan militar pendientes; la situación era difícil para ellos porque no iban a poder manejarla por sus limitaciones y por la complejidad de los problemas. Pero en vez de ver esta realidad se les potenciaron sus apetitos y se sintieron los llamados a dirigir; sólo se han preocupado por su contienda por poder, de quién iba a ponerse a la cabeza para controlar el Partido y establecer su feudo. Hoy vociferan "Qué más podemos esperar del Presidente Gonzalo si el ya nos dio su poderosa ideología" y el Presidente Gonzalo "está bajo el control del enemigo", incluso declarándolo muerto. Pero el Presidente Gonzalo está vivo y sigue combatiendo en la trinchera donde está, asumiendo su responsabilidad de jefatura, enrumbando el Partido, dándole línea.

¿Y qué hay del supuesto desarrollo de la guerra popular? "El Diario Internacional" cuenta las acciones, como siempre ha sido su costumbre, resaltando cada vez que la mayoría de las acciones no se publica, pero basándose en un informe interno de los militares tiene que admitir que en 1993 los militares aún registraron 3670 acciones por año, es decir 305 por mes, mientras de enero a agosto del 94 sólo había 156 acciones por mes que, al proseguir con el mismo ritmo, sería un total de 1872 para todo el año, que viene a ser la cantidad más baja de toda la guerra popular, aún por debajo de 1980, cuando hubo 1342 acciones de mayo a diciembre, es decir un promedio de 163 al mes. Más claramente aún se ve la reducción, si se compara este número de acciones con las del 89, cuando en la aplicación de la I campaña del plan "Impulsar el desarrollo de las bases de apoyo" había 23090 acciones hasta agosto y, es sabido que en los siguientes años hasta la caída de la jefatura en setiembre del 92 había un incremento notable, llegándose al punto más alto de desarrollo en la primera mitad del 92. Es cierto que nosotros nos basamos en cifras oficiales del PCP, mientras Arce coge las estadísticas de la reacción que siempre trató de minimizar la guerra popular, pero queda el hecho que hay una disminución cuantitativa tan enorme que uno se pregunta ¿de dónde saca "el pujante desarrollo de la guerra popular"?. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Así Arce Borja aún en junio del 95 insiste en que "ni la captura del Presidente Gonzalo, ni la patraña denominada 'acuerdo de paz' impidieron el avance de la guerra popular". Dice "siguen las acciones", pero ¿se ve la calidad de la acción?, ¿su sentido político?. No se ve porque para los militaristas "hacer acciones es desarrollar la guerra" y no creen que lo político dirige lo militar.

Así, todo este análisis se basa en un supuesto debilitamiento de la colina de la reacción y en supuestos avances de la revolución, que no corresponden a las condiciones reales de la lucha de clases sino son expresión del "movimiento fantástico de la cabeza".

¿Choca el Acuerdo de Paz con los prinicipios del PCP?

Otra objeción de Arce contra un Acuerdo de Paz es que se trata de una política incompatible con los principios y el programa del PCP, invocando la línea política general y, sobre todo los principios del Partido, que están fijados en el programa partidario, demostrando su completo desconocimiento de ambos. En ninguna parte de la Línea Política General y del programa partidario del PCP dice que la guerra popular es la única forma de lucha, sino se la define como forma de lucha principal, que se debe aplicar según las condiciones concretas. Tampoco dice que una guerra una vez empezada no se puede terminar si las condiciones cambian.

El llamado de terminar la guerra tampoco implica que se propague la toma del poder por la vía pacífica y que se niegue el principio de la violencia revolucionaria como único camino para la conquista del poder y la construcción de un nuevo estado. Simplemente se trata de que en las condiciones actuales la guerra popular no puede desarrollarse y conquistar sus objetivos políticos y, mucho menos, puede triunfar; por tanto su perspectiva es una guerra de desgaste y, en el mejor de los casos, la "colombianización".

Por otro lado, en la "Entrevista" del 89 el Presidente Gonzalo plantea que la guerra popular como el más alto desarrollo de la teoría militar del proletariado es invencible, pero el problema principal es su aplicación a las condiciones concretas de una revolución. Son los errores de aplicación que llevan a la derrota, la evaluación incorrecta de la situación propia y la del enemigo. Los usurpadores del Comité Central del PCP y sus lacayos, entre ellos Arce Borja, han demostrado hacia la saciedad su incapacidad del análisis de la situación, lo que les ha llevado a pretender que no ha pasado nada, que después de la detención de la jefatura todo sigue como antes y, por tanto, sin sentido y objetivo claro persisten en lo viejo y conocido. Por esta razón, su línea no es ultraizquierdista como se podría suponer por su fraseología revolucionaria sino oportunista de derecha.

¿Contradice la Nueva Gran Estrategia a declaraciones anteriores del Presidente Gonzalo?

Igual a los revisionistas del bloque escisionista, Arce utiliza textos y documentos anteriores del Presidente Gonzalo para oponerse a la nueva gran estrategia. Sacan del contexto declaraciones de la jefatura, en la mayoría sobre asuntos de principio que no están en debate, para contraponerles con los planteamientos actuales.

En el vano intento de dar más solidez a sus planteamientos, Arce tiene la desfachatez de usar citas del Presidente Gonzalo para sustentar su posición. Se inventa una "entrevista", en la que junta citas del Presidente Gonzalo fuera del contexto y resalta en especial una cita de la Entrevista del 89, en la cual el Presidente Gonzalo se refirió a la situación de fines de los 80 cuando el revisionismo pedía el diálogo entre el PCP y el gobierno, ofreciéndose incluso como mediador. El justo y correcto rechazo de estos afanes revisionistas de desenrumbar la revolución, Arce las toma como cuestión de principio. De esta manera, pasa por alto la experiencia de 150 años de la revolución proletaria mundial, que ha demostrado que compromisos y negociaciones eran cosa frecuente en todo proceso revolucionario, en el fondo imputando al Presidente Gonzalo la misma estrechez dogmática que él tiene.

Además, al igual que sus amos en el Perú levanta el Discurso del Presidente Gonzalo de setiembre del 92 para hacer más vendibles sus baratijas, tomándolo como un llamado a conquistar el poder. Sin embargo, el Discurso en ninguna parte habla de la conquista del poder, sino hace un llamado a conquistar las metas. ¿Y cuáles eran las metas?, ¿de qué se trataba en aquel momento? De enfrentar las dificultades que obviamente la caída de la jefatura tenía que causar, analizar sus implicancias y concluir el III Pleno. Y si el Presidente Gonzalo dice que el Estado peruano es un tigre de papel, claramente se refiere a la cita del Presidente Mao, que dice estratégicamente el imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel, pero tácticamente hay que tomarlos muy en serio. ¿Cómo a alguien se le puede ocurrir que justamente después del golpe más grande que la revolución ha recibido, el viejo Estado se encuentre debilitado y que las condiciones para la conquista del poder hayan mejorado?

En el fondo está la incapacidad que se trata de un giro estratégico, de una situación inédita en la historia de la revolución proletaria mundial. Jamás revolución alguna ha estado en la situación que en medio de una guerra popular exitosa la jefatura y la dirección central cayó en manos del enemigo.

La llamada "operación capitulación"

Como las cartas y documentos sobre la nueva gran estrategia del PCP no tuvieron tan poca repercusión como Arce pretende hacernos creer, se ve en la obligación de presentar una explicación de las coincidencias de lenguaje y forma de los textos, así como el evidente conocimiento de asuntos internos del PCP de su autor. Con este fin, en noviembre del 94 se inventa una llamada "operación capitulación", que amplía la tesis del complot. Ahora "El Diario Internacional" presenta al estilo de primicia sensacionalista, el acuerdo de paz como producto de un plan ejecutado por el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) con la asesoría de la CIA norteamericana, que tendrá el objetivo de desmitificar al Presidente Gonzalo, presentándolo como capitulador. Para fabricar esa tesis Arce coge hechos conocidos, como son el manejo de las cartas por parte del gobierno peruano, su política antisubversiva y un largo capítulo sobre el llamado "Rasputín peruano" Montesinos, que según la prensa peruana habría sido el interlocutor del Presidente Gonzalo y las opiniones y especulaciones de la oposición política burguesa y revisionista, que está en contra de un acuerdo de paz, reinterpretándolos y sazonándolos con sus propios inventos fantasiosos.

Ya en la sustentación de las bases que hacen factible un acuerdo de paz, el Presidente Gonzalo hace ver que aunque hay una convergencia de intereses en este aspecto, de ninguna manera implica que los intereses de la reacción y del pueblo sean idénticos y que es inevitable que la otra colina trate de sacar el máximo provecho posible de la situación. Nos dice: "La otra colina también tiene su objetivo bien claro, que no levantemos cabeza nunca y que no se repita la guerra popular....". ("¡Asumir y combatir por la Nueva Gran Decisión y Definición!") "...la oposición con el revisionismo y oportunismo siembra confusión, a la que el propio gobierno coadyuva pese a su necesidad que termine la guerra", "... seguirán haciendo todo lo posible por imponer su 'pacificación' e impedir el Acuerdo y hasta en sus elaboraciones del mismo, seguirán insistiendo en pretender introducirla soslayando el Acuerdo y buscando someternos únicamente a sus leyes, a la ley de 'arrepentimiento' u otras similares". ("¡Luchar por un Acuerdo de Paz y Sentar Bases por el II Congreso!")

Otra vez en forma simplista Arce centra en los intereses de la reacción, mostrándose ciego ante los del pueblo y de la revolución, utilizando los afanes y ataques de la otra colina para inventarse una supuesta "operación capitulación". Sobre esa base sostiene que el Presidente Gonzalo probablemente ya haya sido asesinado o por medio de torturas reducido a un ser sin voluntad y, que el SIN para ejecutar este plan haya reclutado a un grupo de "infiltrados, traidores, capituladores y viejos revisionistas", refiriéndose a los dirigentes partidarios que apoyan la Nueva Gran Estrategia. Este planteamiento corresponde a otra de las mentiras del Bloque Escisionista que, demasiado cobarde para enfrentarse con el Presidente Gonzalo directamente, pasó a atacar al grupo de militantes del PCP que públicamente había declarado su apoyo al acuerdo de paz, imputándoles que hubieran sido los redactores de los documentos de sustentación al servicio del SIN. Este invento les sirve de pretexto para rechazar la palabra del Presidente Gonzalo y esconder su pensamiento para no tener que estudiarlos y buscar argumentos de refutación, si es que los hubiera.

Por tanto, Arce también se ve libre de la necesidad de analizar dichos documentos y sólo dedica un breve párrafo al documento "¡Asumir y combatir por la Nueva Gran Decisión y Definición!". Este amplísimo informe que contiene magistrales desarrollos del Presidente Gonzalo lo califica como "plagado de sofismos, lejos de verdadero maoísmo" que "revisa verdaderamente los fundamentos de la ideología proletaria". Tergiversa y falsifica su contenido, sosteniendo que "... niega la validez de la guerra popular", "reconoce la 'viabilidad' del capitalismo burocrático", "aplaude los 'éxitos' económicos y contrainsurgentes del dictador Fujimori", "niega el papel dirigente de la clase obrera" y "la revolución es un asunto que hay que dejar para el 'siglo XXI'", posiciones y criterios inventados para encubrir su falta de argumentos.

De esta manera, la llamada "operación capitulación" sirve a Arce, siguiendo las ordenes de sus amos revisionistas para difamar a militantes partidarios probados, para tergiversar y falsificar el magistral sustento de la Nueva Gran Estrategia y para imputar al Presidente Gonzalo que se haya quebrado. A lo último vuelve con un artículo que contradictoriamente se titula "Resistencia heroica de un combatiente", publicado en junio del 95. En él considera confirmadas sus especulaciones por las manifestaciones de Fujimori de que nadie puede sobrevivir por mucho tiempo en las condiciones en las que se encuentra el Presidente Gonzalo, que éste ya no vivirá mucho, pero que antes de morir dará una entrevista muy importante. Extrañamente, esta vez Arce sí cree todo lo que dice Fujimori, interpretándolo como preparación de la opinión pública para anunciar la muerte del Presidente Gonzalo y epílogo de la "operación capitulación". Ya de antemano califica cualquier declaración pública del Presidente Gonzalo como otro montaje más, "que como las 'cartas de paz', será elaborado en los laboratorios del Servicio Nacional de Inteligencia".

Como "El Diario Internacional" trata de imponer su posición

Ya en octubre de 1993 Arce pasa a atacar a los llamados "apologistas de Fujimori", apuntando principalmente a los MPPs, organismos generados del PCP para el trabajo en el extranjero, llamándolos capituladores, renegados y agentes policiales. ¿Qué motivó estos furiosos ataques? Primero y ante todo la suspensión del apoyo en la distribución de "El Diario Internacional" de parte de los MPPs, que consideraron muy precipitada la posición de Arce Borja. El segundo hecho era que fines de octubre el Presidente Gonzalo había logrado comunicarse telefónicamente con sus familiares, llamada en la cual confirmó la autenticidad de las cartas, transmitiendo además una directiva pidiendo que se la difunda. A diferencia de los MPPs, que no dudaron ni un segundo de la veracidad de la llamada, otros, entre ellos Arce Borja, pegaron el grito al cielo y de inmediato la calificaron como parte de la "patraña", culpando a todos los que difundían la directiva del Presidente Gonzalo como cómplices y agentes del gobierno peruano, que según Arce se habrían prestado para un supuesto plan de asesinar al Presidente Gonzalo.

Casi al mismo tiempo un grupillo de Malmö conformó un MPP-Suecia paralelo y sacó un pronunciamiento en "El Diario Internacional" de noviembre del 93, documento cuyo carácter anti-jefatura ya se revela con la primera frase, en la cual declaran su sujeción a la Declaración del 7 de octubre y no al Presidente Gonzalo como es usual en el Partido y sus organizaciones. Ellos se unen a Arce y apoyan los ataques a los MPPs, que llegan hasta amenazas y agresiones físicas. Ninguno de ellos en ningún momento cogió el contenido de la Directiva, aunque sea para refutar los argumentos que sostiene, ni tampoco lo hicieron con los documentos "Sobre la Nueva Gran Estrategia", "¡Asumir y combatir por la Nueva Gran Decisión y Definición!" y "¡Luchar por un Acuerdo de Paz y sentar bases para el II Congreso!", hechos públicos en los primeros meses de 1994, los cuales sustentan la Nueva Gran Estrategia, la Línea política General y la política general, sirviendo a su comprensión más profunda. Tampoco buscaron convencer a los supuestos "apologistas", tratando de derrotar sus planteamientos; simplemente los desconocieron, basándose en las ordenes de sus amos en el Perú, como después se logró saber. Encerrándose en su tesis de la "patraña", se negaron a cualquier conversación o reunión con los MPPs y otros apoyantes del acuerdo de paz y adujeron que "con contrarrevolucionarios no hay nada que conversar". En los siguientes meses surgieron otros grupillos parecidos en diferentes países, entre ellos Bélgica y los EE.UU., conformados por elementos que nunca antes han querido trabajar organizadamente bajo las orientaciones del PCP.

De esta manera se considera resuelto el problema de los MPP y, en su siguiente número, "El Diario Internacional" pasa a combatir a todos los que no se han pronunciado en contra del acuerdo de paz, poniendo como blanco principal de sus ataques al MRI. La principal acusación de "El Diario Internacional" contra este organismo es, aparte de reprocharle "una lucha subterránea contra este medio de comunicación" por la suspensión de su distribución, la posición de que antes de hacer un pronunciamiento público se debe investigar y esperar más información y, que se debe manejar la lucha como asunto interno. Arce, en su intento de perfilarse como gran marxista pretende usar a Marx, Lenin y al Presidente Mao para sustentar que "cuando hay cuestiones de principio de por medio, lo aconsejable es no cerrar la boca". ¿Realmente desconoce la práctica del Movimiento Comunista Internacional de tratar de resolver los problemas internamente para no dar flancos innecesarios al enemigo? Ya que pretende seguir el ejemplo de las grandes luminarias del marxismo ¿por qué no coge el ejemplo de la lucha del Presidente Mao contra el revisionismo contemporáneo que el PCCH recién hizo público después de 8 años, a pesar de soportar varios ataques públicos y frontales de parte del PCUS? No lo hace porque quiere seguir traficando con el PCP, la guerra popular y la revolución peruana y para lograr este fin no le importa tergiversar el marxismo.

La tesis de la "lucha frontal contra la rendición"

El combate contra el "oportunismo del MRI", como lo califica Arce, prosigue en los siguientes números de "El Diario Internacional" y se agudiza cuando el MRI finalmente en marzo del 95 se declara opuesto a la política del Presidente Gonzalo. Esta llamada lucha es otra muestra fehaciente de los métodos y conceptos de la lucha política del Bloque Escisionista y sus lacayos en el extranjero. Un punto central de la crítica al pronunciamiento del MRI es, aparte de considerarlo tardío, el criterio de que se trata de un problema interno, una línea contraria surgida dentro del PCP, lo que según Arce es falso porque no es un problema interno sino de un complot policial, montado por la reacción, que no se puede tipificar como línea contraria y que además no afectó el PCP para nada.

Sobre la descripción fantasiosa de la llamada "operación capitulación" basa su tesis de que no se trata de un problema interno del PCP, sino de un complot policial que como tal se debe denunciar y desenmascarar, una patraña que -según Arce- además no ha tenido ninguna repercusión en el Partido porque los elementos que defienden el acuerdo de paz han sido separados y así se les ha quitado toda posibilidad de influir en el PCP.

Este planteamiento revela cómo concibe la lucha de dos líneas. Aunque él mismo indica que la lucha de dos líneas es lucha de clases, es decir la lucha contra la ideología burguesa y revisionista dentro del Partido, que es su motor de desarrollo y la única forma de llegar a una alta unidad en torno a la línea proletaria, considera resuelto el problema con la expulsión de todos los llamados "capituladores" después de "una pujante lucha en el terreno ideológico-político y militar para liquidar la patraña" -sin siquiera diferenciar las cabezas de las masas supuestamente engañadas. Es decir se expulsa a las personas y con ellas las ideas y sólo quedan los "rojos puros".

Este concepto de la lucha política es profundamente metafísico y burgués, porque apunta contra personas y no contra ideas. La concepción marxista, en cambio, se basa en la contradicción como ley fundamental, que determina la transformación de toda la materia, es decir también del hombre como su más alta expresión. Esta transformación se da en lucha de los dos contrarios que conforman la contradicción, cada uno se divide en dos, lo correcto existe al lado de lo erróneo, lo nuevo al lado de lo viejo, y es por eso que el hombre con su actitud creadora está en condiciones de cambiar el mundo, empezando por su propia transformación. Los comunistas se diferencian de los burgueses por el manejo consciente de las contradicciones. La línea proletaria no surge por arte de magia en un partido comunista o porque éste sólo sea conformado por comunistas natos, sino se viene imponiendo en una larga y tenaz lucha por cambiar las mentes y, a partir de ahí, cambiar la sociedad. Lo nuevo surge y se desarrolla dentro de lo viejo, las ideas proletarias surgen en medio de las ideas burguesas: la organización del proletariado como nueva clase, el partido comunista, se desarrolla dentro de la vieja sociedad y, a través de los hombres que la conforman, está expuesto a la vieja ideología en todo momento. No se puede cerrar las puertas ante la ideología burguesa y revisionista como pretende hacernos creer el Bloque Escisionista y, aunque fuera cierto que se trata de un complot policial, necesariamente repercutiría en sus miembros, igual a cualquier otra medida de guerra psicológica.

¿En qué momento y cómo se dio esta "pujante lucha en el terreno idelógico-político y militar para liquidar la patraña", de la que habla Arce? Del Perú se sabe, que los usurpadores del Comité Central sistemáticamente negaron y escondieron los documentos que sustentan el giro estratégico, que impidieron cualquier debate y amenazaron a las masas que pidieron orientación, calificándolos de contrarrevolucionarios, difamando a todos los que están por el Acuerdo como capituladores, renegados y traidores, llegando hasta el asesinato de comunistas, combatientes y masas. Y aquí en Europa los defensores del Bloque Escisionista nunca dieron la cara y, ya en noviembre del 93, cuando aún no se conocía ninguna posición ni pronunciamiento que no fueran más que opiniones individuales, según "El Diario Internacional", el llamado "Comité Central" en su famosa "Directiva Internacional" desconoció a todos los MPP y dispuso su reorganización, "expulsando" en bloque a todos los aparatos.

Si se analizan los demás planteamientos de "El Diario Internacional" se entiende el fondo de estos métodos. Arce plantea que hay contradicciones no antagónicas y contradicciones antagónicas, las cuales exigen diferentes métodos para resolverlas. Para él una contradicción se vuelve antagónica "cuando atenta contra los principios ideológicos y programáticos". Según su opinión, el método correcto de la solución una contradicción no antagónica es la crítica y autocrítica, mientras las contradicciones antagónicas se resuelve con "medidas radicales de lucha, entre ellas ... la depuración".

Estos conceptos son claramente antimarxistas; se trata de tergiversaciones revisionistas de la lucha política con las que se pretende sustentar y justificar las llamadas "expulsiones", término que encubre los afanes de los usurpadores de escindir y destruir el Partido. Ellos bien saben, que ese procedimiento difiere de la larga práctica de la lucha interna en el PCP. La reconstitución del PCP que significó casi 2 décadas de lucha contra el revisionismo, contiene grandes lecciones al respecto. Una buena parte de este tiempo la dirección del Partido estuvo en manos del revisionismo. La fracción roja con el Presidente Gonzalo a la cabeza, se conformó a comienzos de los 60 con el objetivo de enrumbar el Partido para que cumpla su tarea histórica de conquistar el Poder, construir el socialismo y avanzar hacia la meta final, el comunismo. Formando inicialmente una ínfima minoría, entabló una larga, persistente y tenaz lucha interna contra el revisionismo, buscando aislar las cabezas y ganarse a las bases, hasta que en 1971 pasó a asumir la dirección. Y aún después había líneas revisionistas, hasta que finalmente en 1979 se derrotó a la Línea Oportunista de Derecha, llamada LOD, que se opuso al inicio de la lucha armada. Todas estas líneas revisionistas se opusieron a la lucha armada y el camino hacia la conquista del poder, porque la reconstitución implicaba justamente eso, lucha por la ideología proletaria contra el revisionismo, por la reconstitución del Partido y la línea política general con la línea militar como centro.

Si la fracción roja, con el Presidente Gonzalo a la cabeza, hubiera aplicado "métodos radicales de lucha" contra el revisionismo, expulsando a todos los que defendían las diferentes líneas revisionistas e imponiendo la línea proletaria a la fuerza como propone Arce, pronto el Partido se hubiera quedado sin militantes y se le habría destruido. Todo este proceso demuestra. por el contrario que los comunistas aplicaron la expulsión como máxima sanción partidaria sólo en casos de personas que después de una larga lucha interna se habían mostrado incorregibles y, más aún, a nadie se le cerró las puertas, si posteriormente rectificó su posición. Y jamás, ni siquiera en los casos de los más recalcitrantes revisionistas se tomó medidas de represión física o de aniquilamiento. Más bien se constata que expulsiones en bloque, delaciones y hasta asesinatos eran práctica de los revisionistas.

Como esos son hechos, que difícilmente se puede negar, Arce tergiversa la tesis del Presidente Mao que la contradicción principal cambia según las condiciones históricas (según el tipo de revolución, o sea revolución democrática, socialista o cultural, o por ejemplo en caso de guerra con el exterior), haciendo pasar otras a segundo plano, plantea que el carácter de la contradicción "depende de las condiciones históricas" y, según él, en un Partido en guerra, las contradicciones "tienen como epicentro la lucha armada y el camino hacia la conquista del Poder. Dentro del mismo fenómeno de la lucha de los contrarios, una contradicción no antagónica se vuelve antagónica", es decir que en el caso del PCP en el fondo todas las contradicciones son antagónicas y -según Arce- tendrían que ser resuelto con una "frontal lucha de clases".

Pero como el PCP tampoco en el periódo de la guerra popular aplicó estos métodos, Arce nos quiere hacer creer que puede haber línea contraria dentro del Partido, sin que sea antagónica cuando dice "la línea contraria permanecerá como no antagónica, mientras no se desarrolle como negación misma del partido y la revolución" y recién "se convierte en antagónica, en tanto expresa intereses irreconciliables". Este planteamiento es un absurdo. ¿Cómo puede haber una línea contraria, que no niegue el Partido y la revolución? Cualquier línea contraria, es decir no proletaria, dentro de un partido comunista es revisionista y burguesa y la negación completa del marxismo, independientemente de las condiciones históricas específicas y aunque se disfrace como revolucionaria. Igualmente no puede haber actitud, criterio, idea o posición errónea que no atente contra el Partido, la revolución y la línea proletaria. El Presidente Gonzalo nos enseña que cualquier manifestación de ideas burguesas y revisionistas son antagónicas a la línea proletaria, pero que hay que diferenciar el grado de desarrollo:

"... cuando se libra una lucha hay que ver lo correcto lo que es proletario, la línea proletaria y lo que no es proletario, la línea proletaria es antagónica a la línea burguesa, son dos líneas que se enfrentan, pero su grado de conciencia puede ser mayor o menor; ahí se aplica la contradicción, cuando se desarrolla la lucha se parte de que hay dos líneas opuestas, o una línea proletaria o una línea burguesa, o un frente proletario o un frente burgués, no se preocupen de las palabras, hay contradicción, pero ésta puede tener diversos grados de desarrollo, al desarrollar la lucha de dos líneas ya es frontal y se forman entonces frentes, la lucha es abierta, franca en dos frentes." ("¡Que la mitad del cielo sirva de ejemplo una vez más en la nueva etapa del Partido!", Presidente Gonzalo, 1994)

Entonces, si todo error choca con la ideología, el Partido, la guerra popular, el camino de la revolución o los principios comunistas, y se aplicaría el criterio de Arce se tendría que combatirlos con una "lucha frontal", de sancionarlos "con medidas radicales de lucha, con depuración". Eso es justo el método que hoy aplican los revisionistas del Bloque Escisionista, dominando aparatos partidarios, militares y de masas, tratando de imponer a la fuerza su línea revisionista.

Sin embargo, si se parte de los intereses del pueblo y del Partido, se maneja la lucha política de tal manera que se obtiene el máximo provecho para el desarrollo de la revolución. Principalmente se trata de derrotar al revisionismo, sea que se presente como criterios, ideas o posiciones aislados, sea como línea, para unir al Partido y ganarse a las masas. El método para lograr este fin depende de su grado de desarrollo; mientras se manifiesta en forma aislada a través de actitudes, criterios, ideas, puntos de vista, posiciones oportunistas se le puede tratar como lucha en el seno del pueblo, que apunta a educar y convencer. A ello sirve el método de la campaña de rectificación, que se aplicó en el PCP cuando no había línea revisionista estructurada. El Presidente Gonzalo nos dice:

"La experiencia del Partido en la lucha de dos líneas se desarrolla bastante ... logramos conjurar oportunismo, por eso hemos desarrollado las campañas de rectificación, ésta es una forma de lucha que se aplica cuando no hay línea oportunista, la campaña de rectificación como enseña el Presidente Mao es el estudio de la política basada en documentos desenvolviendo la crítica y autocrítica, aplica método marxista de argumentar para educar y convencer; la experiencia del Partido nos ha enseñado que no obstante esa forma de librar la lucha en el seno del pueblo cuando no hay línea oportunista, hemos aprendido que en ciertas personas y ciertos casos hay antagonización de la lucha ..." (Ibíd.)

La situación cambia cuando se ha estructurado una línea oportunista. En este caso ya no cabe educar y convencer, sino se tiene que llevar una lucha intensa para erradicar esta línea que amenaza la existencia del Partido y el método que corresponde es la lucha de dos líneas, como plantea el Presidente Gonzalo refiriéndose a la Nueva Línea Oportunista:

"Ahora no cabe campaña de rectificación, estamos en lucha de dos líneas porque hay nueva línea oportunista de derecha de esencia revisionista, ahora no cabe en el seno del pueblo, es contradicción antagónica, desarrollar la lucha de dos líneas antagónicamente contra línea contraria teniendo en cuenta que una cosa es donde la línea proletaria dirige, y otra donde la línea oportunista domina..."(Ibíd.)

Ahí dice claramente, "desarrollar la lucha de dos líneas antagónicamente contra línea contraria", pero no "lucha frontal" o "medidas radicales de lucha" o lucha en el terreno militar, como Arce sostiene. Una muestra del sagaz y firme manejo de la lucha contra una línea contraria es la autocrítica de la c. Nancy, quien siendo una de las cabecillas del Bloque Escisionista que ha causado gran daño a la revolución peruana y la revolución mundial, se le permitió asumir su deber de comunista, rectificándose y asumiendo su autocrítica pública.

Se ve claramente dos formas de tratar las contradicciones, el método revisionista y el método marxista, y dos posiciones de clase, la de la burguesía y la del proletariado. El Proletariado busca el máximo beneficio para su clase y el pueblo, la burguesía busca preservar su propiedad privada y su poder y, lo que no puede controlar lo destruye, y es a ella que sirven Arce y otros oportunistas, disfrazándose de revolucionarios.