CUATRO ETAPAS DE LA HISTORIA DEL PCP
El 7 de octubre de 1928, se fundó el Partido Comunista del Perú. En los 66 años de su existencia, el PCP ha devenido un Partido de nuevo tipo que, a través de la aplicación consecuente del marxismo-leninismo-maoísmo, comprobó la validez universal del maoísmo, haciendo un aporte decisivo a la revolución proletaria mundial para la cada vez mejor comprensión y el creciente reconocimiento del maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo. Hoy, es el único Partido en el mundo que, por 14 años, ha dirigido una guerra popular exitosa y es considerado el Partido más desarrollado ideológica, política y militarmente y reconocido como vanguardia de la revolución mundial por muchos comunistas y revolucionarios. Un papel decisivo en este proceso le corresponde al Presidente Gonzalo quien durante treinta años viene determinando la línea del Partido y lo ha convertido en lo que es hoy.
Una gran lección que se puede sacar de la historia del PCP es la importancia de una línea política justa y correcta. Uno de las características esenciales del desarrollo del Partido ha sido la lucha permanente contra el revisionismo, que en todo momento trataba de convertirlo de un instrumento de lucha del proletariado en un partido obrero burgués al servicio de las clases explotadoras y durante un largo período tuvo éxito en su negra labor. Todo lo logrado del PCP hasta hoy ha sido gracias a la correctitud de su línea, que desde el primer momento tenía que imponerse contra posiciones contrarias.
La fundación del PCP ha sido un producto del auge de la lucha de clases en los años veinte en el Perú. Su fundador, José Carlos Mariátegui lo concibió como un Partido marxista-leninista y estableció los fundamentos de su línea que en muchos puntos coincidía con las tesis del Presidente Mao sobre el camino de la revolución en los países atrasados. Mariátegui reconoció que los problemas principales del país eran el atraso feudal y el sometimiento al imperialismo. Observó que las grandes masas de los oprimidos eran campesinos pobres que, en consecuencia formaban la fuerza principal de la revolución. Pero sostuvo que en la época actual el proletariado es la única clase realmente revolucionaria y, por tanto tenía que dirigir la revolución, uniéndose con las demás clases oprimidas, principalmente el campesinado y, con este fin, construir un Partido comunista. Además estableció que la transformación de la sociedad sólo era posible con violencia revolucionaria, cercando las ciudades desde el campo en una lucha prolongada. Está concepción chocó la resistencia exasperada de los elementos pequeñoburgueses del movimiento popular, que plantearon, la clase obrera era demasiado débil y, por tanto, sólo la pequeña burguesía podría dirigir la revolución; como forma de organización propusieron un movimiento internacional en vez de un Partido comunista. Esta lucha llevó a una escisión, surgiendo la organización del APRA y el PCP.
Pero pronto se demostró que los elementos pequeño burgueses habían infiltrado también al mismo Partido. Después de la muerte de Mariátegui el año 30 subieron a la superficie y usurparon la dirección del Partido. Abandonaron el camino de Mariátegui y pusieron el Partido al servicio del viejo sistema, entrando en alianzas electoreras con partido burgueses y participando en las elecciones bajo el pretexto de la "unidad nacional". En el siguiente tiempo, el PCP se infló como un globo, que finalmente reventó cuando un gobierno militar llegó al poder y casi lo destruyó. Después de este retroceso, había cada vez más inquietudes dentro del Partido, clamando el cambio de la línea. Pero la dirección mantuvo el rumbo revisionista, siguiendo las posiciones de la coexistencia pacífica, la transformación pacifica y la emulación pacífica de Kruchov.
A fines de los años cincuenta el Partido recibió nuevos impulsos de la revolución cubana, reforzados por el ascenso del movimiento popular, principalmente de las luchas campesinas en el país y la difusión internacional de los escritos del Presidente Mao y, principalmente su lucha contra el revisionismo contemporáneo de Kruchov, a comienzos de los sesenta. Se desarrolló una fracción dentro del Partido, que decidió luchar en forma consciente y firme por el regreso a principios marxistas y la construcción de un Partido de nuevo tipo, capaz de cumplir su papel de estado mayor de la revolución, como lo definió Lenin. Este grupo de comunistas decididos ha entrado a la historia del Partido como la "fracción roja" y fue encabezado por el Presidente Gonzalo. Su primer gran avance era el derrumbe de la dirección revisionista, a comienzos del 64. En la V. Conferencia Nacional de 1965 el Partido tomó el acuerdo de retomar la línea de Mariátegui y de empezar con los preparativos para la lucha armada. Sin embargo, cuando se pasó a llevar estos acuerdos a la práctica, dentro de poco, e hizo evidente que el Partido aún no se había librado del revisionismo; había varias fracciones que persistían en otra línea, oponiéndose sistemáticamente al rumbo establecido. Seguía más de una década de lucha encarnizada por imponer y desarrollar la línea proletaria de Mariátegui contra diferentes modalidades de revisionismo, que en varias oportunidades terminó con la expulsión de fracciones enteras. A partir de 1971 la fracción roja se puso a la cabeza del Partido. La última gran lucha contra el revisionismo se llevó a cabo cuando, en 1979, se trataba de definir el inicio de la lucha armada. La oposición contra está decisión de gran trascendencia se dio en el mismo Comité Central, llevando a la expulsión de casi la mitad de sus miembros. Esta lucha implicó una gran victoria para la fracción roja y, sobre todo, para el Presidente Gonzalo que finalmente fue reconocido formalmente como jefe del Partido. Después de las etapas de la fundación y de la reconstitución, el Partido entró en una nueva etapa de su desarrollo, la de la dirección de la guerra popular, asumiendo su misión histórica de conquistar el Poder para el proletariado y el pueblo.
El 17 de mayo de 1980 se inició la lucha armada. Basándose en el marxismo-leninismo-maoísmo el Presidente Gonzalo concibió la revolución peruana como revolución democrática de nuevo tipo, cuya tarea principal era la solución de dos problemas: el problema de la tierra y el problema de la nación. Estableció que el camino para la solución de estos problemas llevaría por una guerra prolongada del campo a la ciudad, uniendo a todas las fuerzas antifeudales y antiimperialistas poco a poco bajo la dirección del Partido hasta llegar a una fuerza superior, para finalmente tomar el Poder en todo el país y pasar a construir una sociedad socialista. Definió que la guerra revolucionaria tenía dos etapas: la revolución agraria y la lucha antiimperialista. La primera, en esencia, era una guerra campesina que ataca como blanco principal la semifeudalidad en el campo, que es sostenida principalmente por los grandes terratenientes, pero también del Estado y del imperialismo. En el transcurso de la guerra se tenía que hacer retroceder el viejo poder y en las zonas liberadas se construir el Estado de nueva democracia, que sirve de retaguardia de la revolución y, al mismo tiempo, el comienzo de la nueva sociedad de la cual se beneficia el pueblo, principalmente el campesinado. En la segunda etapa de la revolución democrática el centro de la guerra se traspasa a la ciudad, lo que implica centrar más en las necesidades e intereses de las masas urbanas para incorporarlas a la revolución. A partir de ahí, el imperialismo y sus aliados nativos se convierten en blanco principal. Como en el Perú casi la mitad de la población es urbana, desde un comienzo se desarrolló la guerra popular en la ciudad como complemento.
La guerra popular tomó un rápido desarrollo. Después de centrar en acciones de agitación y propaganda y de conquista de armas y medios en los primeros meses, ya a fines del 80 pasó a guerra de guerrillas en el campo que pronto devino la forma principal de guerra. El año 1982, se daban las condiciones para la formación de comités populares como especificación del nuevo Estado que empezaron a funcionar en forma clandestina. Poco después las fuerzas armadas reaccionarias entraron a combatir la guerra popular Desde un comienzo desató un cruel genocidio, desapareciendo pueblos enteros, torturando, violando y saqueando en el intento de ahogar en sangre la revolución. Sin embargo, sus acciones de terror se voltearon en contra de ellos. Muchos miles de campesinos se incorporaron al ejército guerrillero popular y se logró conquistar bases de apoyo en toda la Sierra, donde el Nuevo Estado remplazó el poder de los gamonales y sus lacayos. Hoy, hay cientos de miles, tal vez millones de personas bajo el Nuevo Poder, la República Popular de Nueva Democracia. Por primera vez, el pueblo ejerce el Poder, y está dispuesto a defenderlo con su vida. Mientras tanto muchas de las zonas liberadas se han consolidado y los comités populares pueden ejercer el Poder abiertamente.
En las ciudades, la revolución en la segunda mitad de los ochenta se desarrollo con creciente vigor. Con los llamados "paros armados", en muchos casos, ha logrado a paralizar las ciudades por varios días. Aparte de la construcción de una guerrilla urbana, el PCP plasmó su trabajo en la formación de organizaciones de masas para la lucha reivindicativa. Con el tiempo, la revolución pudo echar raíces profundas en muchas barriadas, donde empezó a construir los comités de lucha popular como forma germinal del Nuevo Estado en la ciudad, tomando influencia en forma creciente en la política local.
Todo este proceso, enfrentó al PCP y principalmente su dirección política, encabezada por el Presidente Gonzalo, con una gran cantidad de problemas nuevos. Aplicando certeramente el marxismo-leninismo-maoísmo a las condiciones concretas se forjó el pensamiento que contiene las leyes de la revolución peruana. Es producto de la gran labor y capacidad práctica y teórica del Presidente Gonzalo y se encuentra en constante desarrollo de acuerdo que surgen situaciones nuevas. El pensamiento gonzalo ha sido y es el arma principal del PCP y gracias a él la revolución ha podido vencer todas las dificultades y revertir condiciones adversas.
En 1991, la guerra popular conquistó el equilibrio estratégico. A partir de ahí, la cuestión era cómo desarrollarlo. Considerando este problema, el Comité Central del PCP acordó un nuevo Plan de Desarrollo Estratégico, en julio 1992, que implicaba pasar de la revolución agraria al camino popular de liberación; lo que significaba en concreto: el traspaso del centro de la guerra del campo a la ciudad, la construcción de un frente popular de liberación y un ejército popular de liberación, la especificación del programa de la revolución democrática y la elaboración del programa concreto, y referente al nuevo Poder como concretar la estabilidad relativa del Nuevo Estado y formar un gobierno central. La solución de todas estos problemas dependía en gran parte de la dirección del Partido.
Poco después, el 12 de septiembre de 1992, el Presidente Gonzalo y la dirección central eran detenidos. Una nueva dirección asumió la conducción del Partido y la aplicación del nuevo plan y chocó con dificultades. Como toda nueva dirección, tenía que ganar autoridad y lidiar con las aspiraciones de otros que se sintieron llamados a dirigir y, además tenia que enfrentar una serie de problemas políticos sumamente complejos y nuevos. Las soluciones se atrasaron y la guerra popular dejó de desarrollarse.
Frente a este problema, el Presidente Gonzalo propuso un acuerdo de paz al gobierno peruano y se entró en negociaciones. Hasta donde se sabe, el PCP ofreció suspender de inmediato todas las acciones armadas, salvo las de defensa, y al concretarse el Acuerdo disolver las bases de apoyo y el ejército guerrillero popular. A cambio, exigió del gobierno la suspensión de las acciones represivas y bélicas, la liberación de los presos políticos y prisioneros de guerra y una nueva legislación, considerando los derechos del pueblo. Al Partido, el Presidente Gonzalo dio la consigna "Luchar por un Acuerdo de Paz y sentar bases para el II Congreso!", fundamentando que era una necesidad para el pueblo, la nación y la sociedad peruana en su conjunto; para el pueblo, a quien sirve el Partido, porque llevaría a unirlo; a la nación, porque su situación se complica y agrava con la actual ofensiva del imperialismo. Y en lo que se refiere al Partido, el acuerdo de paz le permite volver a ganar la iniciativa, a mantener el mayor contingente posible y, al final de cuentas, crear así las condiciones para el II Congreso del Partido, que pondrá los fundamentos para su rumbo en una nueva cuarta etapa de su historia. Por tanto, la correcta aplicación de la política de luchar por un acuerdo de paz es decisiva para el desarrollo del Partido y de la revolución. El Presidente Gonzalo destaca, que esa es la solución adecuada para las dificultades actuales del PCP, porque el problema principal es el de la dirección política como consecuencia de la detención de la dirección central. Aparte, se viene dando en un momento de repliegue político general de la revolución mundial y de una ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo, que también repercute en la revolución peruana. Hace referencia a los acuerdos de julio 1992 como programa político general para el repliegue político general en el Perú.
Por otro lado, el acuerdo de paz también corresponde al interés del campo reaccionario aunque preferirían aniquilar la guerra popular y el Partido, pero implicaría un gran costo de tiempo, gasto y vidas, aparte de la profundización del enfrentamiento social, así como la crítica y la presión internacional. Así, los reaccionarios aceptarán el acuerdo aunque a regañadientes.
La oposición contra la política del Presidente Gonzalo proviene del mismo lado de siempre en la historia del Partido, es decir del revisionismo, dentro y fuera del Partido. en coro gritan "traición", "capitulación", "cobardía" e insisten que se debe continuar como hasta ahora. Los representantes de los partidos comunistas y grupos que, por años han predicado el llamado "diálogo" y se ofrecieron de intermediarios; hoy han tomado la posición contraria y exigen la continuación de la guerra popular o, por lo menos la participación en las negociaciones. Al final de cuentas quieren sacar provecho político de los sacrificios innecesarios del pueblo.
Pero también en el Partido mismo ha surgido una posición ultraizquierdista que se opone a la directiva del Presidente Gonzalo e insiste en "mantener la lucha". Evidentemente esta posición es promovida por algunos dirigentes que controlan una parte del ejército guerrillero popular y organismos de masas. En febrero de este año han hecho una conferencia en la que se han reafirmado en los acuerdos del I Congreso del Partido de 1988 y en le pensamiento gonzalo. Sin embargo, el posterior desarrollo de la línea por el Presidente Gonzalo, en especial su pensamiento sobre el desarrollo del equilibrio estratégico lo callan completamente. La difusión de los acuerdos del CC de julio 1992 la han prohibido y el discurso del Presidente Gonzalo desde la prisión de septiembre 92, donde los resume, lo difunden recortado. Así han retomado la antigua posición de "pensamiento gonzalo sin Gonzalo", renegando de la jefatura del Presidente Gonzalo. Sobre sus fundamentos y objetivos políticos sólo manifiestan generalidades y a sus adherentes les han prohibido cualquier estudio con la posición contraria. La única forma de combate contra los defensores de la posición del Presidente Gonzalo, que se conoce de ellos, son ataques personales, insultos y mentiras.
Hoy, la posición ultraizquierdista es la traba principal para el acuerdo de paz. Es una posición revisionista que sirve únicamente al sistema de los explotadores y apunta al aniquilamiento del Partido. Con su actitud, el ultraizquierdismo apunta a la escisión de las fuerzas revolucionarias y debilita la posición del PCP, dándole al gobierno un pretexto para continuar su guerra contrarrevolucionaria. Y más débil la posición del Partido, menos condiciones puede poner.
El Presidente Gonzalo ha predicho la perspectiva de los representantes de la posición de "mantener la lucha a ultranza": la alianza consciente o inconsciente, tácita o declarado con los que se oponen al acuerdo de paz por intereses mezquinos y oscuros, en especial el revisionismo, lo que necesariamente llevaría a la destrucción del Partido, empezado por el abandono de su base ideológica, el marxismo-leninismo-maoísmo, pensamiento gonzalo.
Una vez más se confirma la gran experiencia de la historia del Partido: el deslinde claro con el revisionismo dentro y fuera del Partido decide sobre la existencia del Partido o su destrucción. Actualmente, el factor principal para el desarrollo del PCP es que existe la izquierda del Partido que ha asumido la lucha por imponer la línea proletaria, y tarde o temprano se impondrá, en las condiciones que sea, y la revolución continuará.
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