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I. ELECCIONES CRUCIALES PARA LA REACCION.
Como concluyera la reciente Sesión del Comité Central, celebratoria del triunfante X ANIVERSARIO DE LA GUERRA POPULAR, la reacción peruana y su amo, el imperialismo yanqui principalmente, necesitan reimpulsar el capitalismo burocrático, volver a reestructurar el Estado y aniquilar la guerra popular. Estas son sus necesidades y sus sueños porque el capitalismo burocrático registra su más profunda crisis económica hasta hoy, hundiendo a toda la vieja sociedad peruana en su mas grave crisis general; en tanto que su Estado, la caduca dictadura de grandes burgueses y terratenientes, reestructurada por tercera vez en este siglo, el año 78, como tenía que ser, sigue siendo una podrida maquinaria burocrático-militar mas opresora y sangrienta cuanto más impotente se presenta ante el desarrollo de la lucha popular; y porque la guerra popular, en estos diez años victoriosos, sustentada en las masas principalmente del campesinado pobre y bajo la dirección del Partido, ha llegado a concretar la estremecedora perspectiva real de conquistar el poder en todo el país para el proletariado y el pueblo. Necesidades, planes y afanes reaccionarios e imperialistas que inevitablemente potenciarán más aún la lucha de clases, desarrollando la lucha de masas y elevando la guerra popular a su mayor expresión.
Lo anterior en un contexto en que, las superpotencias (Estados Unidos y Union Soviética) y las potencias, todas ellas imperialistas o socialimperialistas, en colusión y pugna atizan las contradicciones a nivel mundial (naciones oprimidas-superpotencias y potencias imperialistas, superpotencias entre sí y con las demás potencias imperialistas y entre éstas mismas, y burguesía-proletariado; de las tres, principal la primera); desenvolviéndose así colusión y pugna por áreas de dominio y nuevo reparto del mundo que entrañan nuevas guerras circunscritas, regionales y mundial en perspectiva, pese a todos los parloteos de artero pacifismo con que se pretende, una vez más, adormecer al mundo. En circunstancias en que se desenvuelve, desde mediados de la última decada, una nueva ofensiva contrarrevolucionaria revisionista dirigida principalmente por Gorbachov y Teng; ofensiva en los últimos tiempos intensificada y convergente con la desatada por el imperialismo contra el marxismo, vociferando nuevamente la supuesta y propagandizada "caducidad del marxismo"; así la colusión y pugna, y en este caso principalmente la colusión, se da en este siniestro ataque contra el marxismo-leninismo-maoísmo. En condiciones internacionales en que la lucha revolucionaria y, mas aun, la guerra popular adquieren mayor trascendencia en las naciones oprimidas, pues son la base de la revolución proletaria mundial como tendencia principal de la historia mundial. Compleja realidad concreta da en hechos tan llevados y traídos en el país, como Europa del Este que se debate entre la descomposición del revisionismo y la rebatiña imperialista, o Nicaragua cuya revolución democrática inconclusa ha naufragado en las ánforas con negras perspectivas, o el dialogo del M-19 en Colombia de tan aleccionadoras consecuencias, para enumerar unos pocos.
Finalmente, la llamada "legitimación" como un objetivo político de la guerra contrasubversiva, en su forma conocida como "guerra de baja intensidad" , en tanto busca gobiernos salidos de elecciones como medio de "darles legitimidad" y "autoridad" reconocida por el pueblo; aparte, según dicen, de que "sirva a satisfacer las necesidades del pueblo". Así las elecciones son, pues, un instrumento de la guerra contrarrevolucionaria.
Todo esto hace de las elecciones generales del 90 unas elecciones cruciales para la reacción peruana y el imperialismo, principalmente yanqui.
II. SE ACENTÚA LA CRISIS POLÍTICA, AUMENTAN LAS CONTRADICCIONES.
En "Contra las ilusiones constitucionales y por el Estado de Nueva Democracia!", el Partido dijo:
"SOBRE LAS ELECCIONES. Marx destacó: 'A los oprimidas se les autoriza para decidir una vez cada varios años; qué miembros de la clase opresora han de representarlos y aplastarlos en el parlamento!. Esto es más válido aún tratándose de elecciones para sancionar cartas constitucionales. Así, si las elecciones son el orden regular de renovación de los gobiernos en las dictaduras burguesas de las sociedades capitalistas, incluidas las más democráticas que se pueda imaginar, el medio normal de su funcionamiento político para la preservación y el desarrollo del capitalismo; en los estados terrateniente-burocráticos, como los de América Latina, cuando han cumplido su función de cambio de gobiernos y en los momentos en que más han respetado las normas del sistema demoburgués, las elecciones sólo han sido instrumento de dominio de terratenientes feudales y grandes capitalistas, ya se trate de una periódica renovación, como en Colombia en los últimos años, o del término de un gobierno militar como en Argentina, también en los últimos años, para tomar un ejemplo de los muchos en que es pródiga nuestra América.
En el país fácilmente se comprueba lo dicho. Aun que con importantes interrupciones de los periódicos procesos electorales por gobiernos militares, especialmente interrupciones ligadas, por un lado al desarrollo de la lucha popular y, por otro, a las contradicciones entre terratenientes feudales y gran burguesía y entre la burguesía compradora y la burguesía burocrática y, resaltando que los propios gobiernos militares han servido a implementar elecciones ya sea para regularizar su propia situación, terminar su gobierno o garantizarlas, las elecciones en el Perú han servido para preservar o desarrollar el Estado Peruano, la república formal, la dictadura de terratenientes feudales y grandes burgueses. Así las elecciones han sido, como no podía ser de otro modo dentro del orden social imperante, un instrumento en manos de la burguesía compradora primero y después de la burguesía burocrática. Esto ha sido lo principal en los procesos electorales del estado peruano en este siglo y es lo que ha determinado el carácter de clase de las elecciones en el país.
Estas cuestiones fundamentales nos plantean:
1) El Estado Peruano es terrateniente-burocrático, una dictadura de terratenientes feudales y de grandes burgueses bajo control del imperialismo norteamericano; contra éste, el pueblo lucha por la construcción de un Estado de nueva democracia que requiere la destrucción del viejo orden existente.
2) El Estado Peruano, como todo Estado, se sustenta, defiende y desarrolla utilizando la violencia; frente a ésta el pueblo necesita de la violencia revolucionaria siguiendo el camino de cercar las ciudades desde el campo.
3) Las elecciones son un medio de dominación de terratenientes y grandes burgueses; no son para el pueblo instrumento de transformación ni medio para derrocar el poder de los dominantes, de ahí la justa orientación de usarlas sólo con fines de agitación y propaganda."
Esto dicho en 1978 es plenamente válido; y destaquemos que las elecciones del 80 y 85 lo han comprobado fehacientemente. Así, dentro de esta función de las elecciones en el Perú, similar a las de los demás países, y dentro de su condición de cruciales para la reacción, las elecciones generales del 90 como tenía que ser, se han presentado y desenvuelven como defensa del caduco orden existente y evolución de la sociedad peruana; y en este marco los partidos como Apra, Izquierda Socialista (IS), Izquierda Unida (IU), Fredemo y Cambio 90 sostienen y defienden objetivos y metas fundamentales iguales y sólo tienen diferencias de forma y medios y cómo utilizarlos.
En estas elecciones se han movilizado 300 mil miembros de las fuerzas armadas y policiales, la mayor para elección alguna, como lo reconoce los propios aparatos estatales. Además, han puesto en tensión y movimiento a todas sus instituciones; así como desarrollado una desenfrenada propaganda orientada no sólo a capitalizar votos, sino a presionar al pueblo para que vote y a combatir la guerra popular; todo esto aparte de la más baja y vil demagogia. Destaquemos nítidamente cómo se acrecienta más y más la participación abierta de la Iglesia Católica en la política peruana, como lo demuestran palmariamente estas elecciones; pero a su vez debe verse seriamente la actuación del evangelismo en estas elecciones, detrás del cual actúa el imperialismo yanqui. Así, mientras la fuerza armada sigue siendo el gran elector y garante, la Iglesia, el llamado "poder espiritual", se yergue cada vez más como poder político. Estas elecciones más desembozadamente han mostrado que todo vale y que la reacción, en sus propias contiendas internas, es capaz de usar todo en la rebatiña por sus intereses de grupo o facción, de qué no será capaz en su lucha contra el pueblo y la revolución?; en las actuales elecciones generales ha puesto en marcha dos engendros: el racismo y la lucha religiosa, el primero es un nefasto enconamiento de trasnochadas ideas de falsas superioridades totalmente opuestas a la forja de una nacionalidad en formación como la nuestra y, la segunda, la lucha religiosa, la siniestra utilización de la religión no solo como instrumento de la lucha de clases que realmente es sino para lanzar masas contra masas, desenrumbar la lucha popular y sofrenar la revolución en marcha, la guerra popular. Pero no solamente estos engendros han sido puestos en marcha, sino que, como siempre, la reacción y las clases, facciones y grupos que la conforman maniobran protervamente con el golpe de estado, su instrumento tan socorrido, mientras cínicamente declaman sobre su democracia burguesa. Todo esto aparte de las consabidas maquinaciones, trampas, arterías y fraude en los escrutinios, y el trasfondo de represión y genocidio principalmente en el campo. Así el proceso electoral hiede a denso tufo de fascismo.
Teniendo en cuenta los datos del "Cómputo total de las elecciones políticas generales del 14 de abril de 1985" del Jurado Nacional de Elecciones, y del "Consolidado Nacional Presidencial" del mismo organismo, difundido el 11 de mayo, se obtienen los resultados que siguen así como los que expondrán más adelante.
RESULTADOS GENERALES
Inscritos 9'983,4
No votantes 2'116,6
Votantes 7'866,8
PORCENTAJE DE VOTOS
Fredemo 27.6
Cambio 90 24.6
Apra 19.1
IU 6.9
IS 4.0
Otros 2.2
Nulos y blancos 15.3
Resalta la bajísima votación de los dos primeros candidatos, ninguno, ni Vargas Llosa ni Fujimori alcanzan siquiera el 30% de los votos emitidos; muy lejos, pues, del 50% más un voto que su constitución demanda para asumir la presidencia. Queda también muy claro, aunque sobre esto volveremos, que el ausentismo, la no concurrencia a votar se ha acrecentado notablemente, llegando al 21.2% de los inscritos y al 27% de los votantes; esto es, el que alcanzó, mayor votación sólo obtuvo 0.6% mas de votos He ahí el auto declarado triunfo de la llamada democracia y la supuesta derrota del llamado terrorismo!
El 19% aprista implica la quiebra del tradicional tercio de la votación, tan cacareado por décadas; pero su contingente parlamentario le permite seguir cumpliendo su nefasto papel en la historia peruana.
Por otro lado las autoproclamadas "Izquierda Unida" e "Izquierda Socialista" han sido aplastadas por las propias ánforas que ahora juntas ni siquiera alcanzan el porcentaje de votos nulos y blancos; así el desenfrenado cretinismo parlamentario ha sufrido su más catastrófica y humillante derrota, justa paga al revisionismo, al oportunismo y a la traición a la clase y al pueblo.
En síntesis, la dispersión de votos y la indefinición marcan las elecciones generales de abril; la segunda vuelta se presenta como una turbia, ambigua y más demagógica contienda de tahures politiqueros. Pero, además el parlamento con la repartija de curules se desenvolverá como agravada colusión y pugna de grupos y facciones de explotadores, pudriendo más el caduco sistema parlamentario. Así, todo muestra que el Estado Peruano se ha debilitado más en sus bases y tendrá que sustentarse más cada vez en sus fuerzas armadas y represivas; y quedará más claro para el pueblo que las fuerzas armadas son la columna vertebral del Estado y que este Estado no es más que la violencia organizada para el mantenimiento de la esclavitud del pueblo peruano.
El proceso electoral hace saltar problemas fundamentales de la sociedad peruana, pese a la pretensión de velarlos: la semi-feudalidad subsistente, base de la crisis de la producción agropecuaria, insurgiendo el problema de la tierra que se decía superado; el capitalismo burocrático, sustentado en el atraso y atado al dominio imperialista; el imperialismo, principalmente yanqui, como siempre chupándonos la sangre y aprestándose a succionarnos mas; en síntesis, la crisis general de la caduca sociedad que solo tiene una salida: la revolución, el triunfo de la guerra popular en marcha. Por otro lado, quedan clarísimos los siniestros resultados del gobierno aprista encabezado por el genocida demagogo García Perez. El 85, dijimos que el nuevo gobierno sería mas hambreador y mas genocida, hoy el hambre corroe y devora a la clase y al pueblo; y en tanto que, tomando los datos de la llamada "Comisión de pacificación" del Senado, el gobierno de Belaúnde ensangrentó el país con 5,880 muertos, el actual lo ha empapado con la sangre de 8,504 en el período del 85 al 86 y con la de 3,198, en 1989; se ha cumplido, pues, lo previsible y, concretamente, el gobierno aprista de García Pérez es el mas hambreador y mas genocida de la historia peruana El pueblo no lo olvidará jamas! todo lo que se acentúa y agrava con la indefinición electoral y la postergación del problema para la segunda vuelta.
Los partidos políticos han sido violentamente remecidos por los resultados de las elecciones de abril y entran necesariamente en replanteamientos y reagrupaciones, no sólo en función de la segunda vuelta sino, principalmente, para su posterior desenvolvimiento. Durante la campaña electoral enarbolaron el "apartidismo", buscando ganar el voto de los independientes; traficaron con el desprestigio de sus propios partidos políticos y el repudio a los partidos revisionistas en Europa del Este, apuntando , en esencia y perspectiva, contra el partido del proletariado, contra el Partido, pregonando la podrida tesis de la no necesidad de partidos políticos. Recordemos que Lenin dijo: "El sin partidismo es una idea burguesa. El partidismo es una idea socialista" (léase comunista). todo es simplemente muestra de la crisis de los partidos que sustentan el viejo orden; crisis no de hoy, sino agudizada por el proceso electoral y sus resultados; crisis de los partidos que obviamente comprueba el creciente deterioro del viejo Estado Peruano.
La primera vuelta ha dejado dos candidatos. Uno, maltrecho y agobiado, Vargas Llosa, del Fredemo; el arrogante pregonero del éxito personal arribista, la libertad individual y la economía de mercado, ganancioso con el premio consuelo de la primera votación con el magro 27%. Otro, catapultado e infatuado, Fujimori, de Cambio 90; el taimado y sinuoso portador del publicitario "Honradez, trabajo y tecnología", gallo de tapada del imperialismo y la reacción que trepó al segundo puesto con el 24 %. Ambos representan a la gran burguesía y el imperialismo; en el caso de Fredemo la cuestión es clara, pero en el de Cambio 90 se siembra confusión con la procedencia de clase de sus candidatos, de pequeña burguesía y burguesía media y con el ocultamiento de sus puntos programáticos, especialmente antes de la primera vuelta. Mas lo planteado por el propio Fujimori y los asesores que, contra el tiempo, preparan su plan de Gobierno: economía de mercado, ni siquiera "economía social de mercado"; reconocer la deuda externa y buscar cómo pagarla; fortalecer la banca; apoyar las exportaciones y hasta la gran minería; propiciar la inversión extranjera y la supuesta "ayuda" internacional; son todas posiciones de la gran burguesía y especialmente de una de sus facciones, la burguesía compradora que es la mayor beneficiada. Pero además, sus asesores son, casi todos formados por el imperialismo y están ligados a instituciones de la gran burguesía, aparte de haber participado en el gobierno aprista, en la IU o provenir del velasquismo; es saltante la vinculación con H. de Soto, personaje profundamente ligado al imperialismo yanqui y avalado directamente por Reagan y Bush, e investigador de la llamada "producción informal" con la que hoy todos pretenden traficar, incluidos Vargas Llosa y Fujimori.
Así, tanto Fredemo como Cambio 90 son expresión política de clase de la gran burguesía. Ya la reciente Sesión del Comité Central señaló: "Cambio 90, ese movimiento dirigido por el ex-rector de la Universidad Agraria (Fujimori), es de la misma posición pero no tiene el peso de Fredemo ..."; la apreciación sobre el carácter de clase es certera, mientras el peso definitivo depende de la segunda vuelta, dada la importancia del Ejecutivo. La cuestión es que, si bien ambos centran en los intereses de la burguesía compradora, Vargas Llosa se presenta como defensor de los intereses exclusivos de esa facción; en tanto que Fujimori se presenta como defensor de los intereses de toda la gran burguesía, esto es también de la facción burocrática y, mas aún, obvio que demagógicamente, pretenda defender los intereses de la burguesía media y hasta los de todo el pueblo. Este es el fondo de clase de las posiciones de los dos candidatos que, muy personal y caudillescamente, aunque digan lo contrario, encabezan Fredemo y Cambio 90; y mientras Vargas Llosa afanosamente pretende superar esa limitación invocando al pueblo y promoviendo obras de su autodenominado "programa de apoyo social", Fujimori arma y rearma su plan a la vez que toca puertas buscando nexos y equipo para su posible gobierno.
En estas circunstancias se prepara la segunda vuelta en la que el Apra, IU e IS y sus grupos y facciones juegan al mejor postor, orientándose más y más a avalar a Fujimori; el Apra, buscando posiciones importantes en el próximo gobierno; la IU, incluso, ya presentó su pliego de "condiciones" para apoyar a Cambio 90, simples puntos de regateo y mera declamación que justifiquen su electorerismo; y la IS, buscando alguito para sus capitostes.
Con todo esto ya se están sentando las bases de lo que será el futuro gobierno, gane quien gane, y las contradicciones que regirán la colusión y pugna en el seno de la reacción y sus lacayos.
Perú, 1991.