TE CUIDAN POR $50 Y TE ENTREGAN POR $100
El miércoles pasado, a las 21, Ernesto Mata, dueño de un local de
ropa en Martínez, estacionó su camioneta Cherokee 4x4 frente a su chalet. A
menos de 50 metros hay una garita de seguridad, pero estaba vacía. Tres
individuos impecables, de traje y sobretodo, abordaron al matrimonio y los
hicieron entrar a su chalet. De inmediato le exigieron "la plata que tenés
guardada". No era un asalto al voleo. Sabían, evidentemente, que el hombre había
llevado a su casa $40.000 recaudados en su negocio con las ventas por el Día del
Padre. Una vecina vio que algo raro pasaba y llamó al 911. En menos de 3 minutos
llegaron dos patrulleros, y, como en el chiste famoso, se bajaron y
tocaron timbre en la casa.
Uno de los ladrones abrió la puerta y les dijo "¿Qué pasa, muchachos?
¿Por qué vinieron? Acá está todo tranquilo. No hace falta tanta gorra". El
término usado hizo dudar a los policías, que pidieron refuerzos. Instantes
después, cuando los ladrones salieron a la vereda usando al Sr. Mata y su hija
como escudos, sonaron casi 200 tiros. El Sr. Mata recibió un disparo en la
cabeza. Horas después, murió. Aunque los tres ladrones cayeron acribillados
en el lugar, el dinero no fue recuperado.
Las armas secuestradas a los delincuentes resultaron ser dos Bersa 9 mm,
una de la policía federal y otra del ejército. También se encontró un handy
policial en su poder. La convicción de que fue un hecho armado desde el aparato
represivo del estado es inevitable. Armas policiales; elementos oficiales de
comunicación (como el famoso handy de Ramallo); zona liberada; datos precisos
sobre el botín a encontrar; la "inexplicable" torpeza de los bonaerenses al
tocar timbre; la balacera como para asegurarse que nadie quedara vivo; el dinero
desaparecido...
Probablemente nadie lo resumió mejor que una periodista de TN el 13 de
junio, a las 11:45. La cronista mencionó al aire el dicho de moda
en la zona norte sobre la policía y los servicios de seguridad privada:
"Te cuidan por $50, y te entregan por $100". Y si falla, porque
alguien llama a un patrullero que no está incluido en el "emprendimiento", los
acribillan a todos, y si estás en el medio, también te matan.
GATILLO FÁCIL POR IMPERIO
CONSTITUCIONAL
Después de una semana, tuvimos acceso a los
"fundamentos" de la sentencia por la que el TOC 18 absolvió al policía federal
Justo José Luquet, asesino de Marcelo Báez. Recordemos que la acusación por
homicidio simple y el pedido de pena de 17 años de prisión se basó en
que la versión de Luquet en su indagatoria fue
totalmente desvirtuada por el testimonio de su propio compañero, el policía
Ianello, y las pericias de gendarmería, entre otros
elementos.
Luquet había dicho que
disparó contra Marcelo para defender a su compañero Osvaldo Ianello, porque el
chico, al caer de la bicicleta, sacó un arma y disparó en dirección
al policía que lo venía corriendo por la vereda. Dijo que Marcelo estaba
boca arriba, con un brazo apoyado en el suelo y el otro empuñando el
arma. El policía Ianello, en cambio,
dijo que el golpe fue tan fuerte que pensó que Marcelo no se levantaba
más; que lo vio siempre de espaldas, nunca de frente, y sólo vio
su perfil cuando Marcelo, todavía en la bicicleta, miró hacia atrás
para ver si todavía lo perseguían. Ahí fue donde no advirtió un cesto de basura
y cayó, con la bici derrapando. Aseguró "no lo vi armado, no vi que me
apuntara ni disparara hacia mí". A la pregunta concreta de si Marcelo
tenía un arma, contestó "conmigo, no". Dijo que al oir un disparo desde
adelante (donde estaban Marcelo y Luquet) se tiró entre dos autos, y que justo
antes de cubrirse "veía al chico caído, de bruces, tratando de incorporarse
para seguir huyendo".
Los peritos de gendarmería Ariel Bursztyn y Gustavo
Iseas y el perito de la querella, Raúl Nandín, aseguraron que la posición más
probable para la trayectoria intracorpórea de la bala (ingreso por sien
derecha con salida por la nuca del lado izquierdo, y reingreso por atrás del
hombro izquierdo con alojamiento bajo la escápula izquierda) es que Marcelo
hubiera caído boca abajo, y estuviera semi incorporado, agazapado con
las piernas flexionadas, mirando hacia adelante y con los
brazos tocando o casi tocando el suelo. Sobre la posición introducida por
Luquet, Bursztyn dijo "sería lo extraordinario dentro de lo raro".
Iseas dijo "no me da la trayectoria, tendría que poner al tirador arriba de
un árbol o sobre el techo del patrullero". El único testigo civil (un señor que llevaba los chicos a la escuela) no
vio nada, pero está seguro que oyó un solo disparo. El arma que atribuyeron a Marcelo apareció junto a su mano derecha,
pero tres testigos (el cura del barrio con el que jugaba fútbol, un profesor del
colegio y su madre) aseguraron que era zurdo. La dueña del kiosko donde los tres chicos robaron no reconoció el arma
secuestrada junto al cadáver. Dijo que la que recordaba del robo era "más
cuadrada, sin eso redondo" (o sea, una pistola, no un revólver). El
"perro", para variar, es de funcionamiento anormal (el tambor se alínea mal con
la púa percutora).
Frente a este clarísimo panorama, los que "dicen el derecho" fueron,
también, enormemente claros. Lo que sigue es textual del voto de la presidenta del TOC 18, María Cristina Camiña, al que
adhirieron sin agregar nada los vocales Estela Cárcamo y Enrique
Pose:
La acusación carece del necesario soporte
probatorio... Báez estaba armado cuando entró a
robar al kiosko y siguió armado hasta que fue abatido... Báez cayó, no se quedó quieto en ningún momento, y cuando se incorporaba
efectuó un disparo hacia Ianello, aunque esto último no fuera advertido por el
testigo...
Vale remarcar que este caso dista mucho de ser
una muestra de gatillo fácil como pretendió instalar la querella en los medios.
No es un caso "armado" por las fuerzas policiales ya que concurren al lugar por
un alerta de robo con autores armados. Se trata de un desgraciado suceso en el
que un joven -que momentos antes asalta un kiosko a mano armada- en la huida
golpea con un cesto, cae, trata de incorporarse, efectúa un disparo y es
repelido causándole la muerte. Sobre el punto vimos que las versiones de Ianello
y Luquet no resultan idénticas, lo que es demostrativo de que no estamos en
presencia de un relato armado sino de relatos que demuestran espontaneidad... La versión del imputado no puede desvirtuarse por
ninguna prueba objetiva... Nadie puede afirmar
que Luquet actuara con dolo homicida... El
procesado dijo haber actuado según órdenes de la superioridad...
La conducta en juicio (...) aparece justificada
por un precepto permisivo cual es el de la legítima defensa. Ante el ataque armado a su compañero (...) Luquet repelió para
neutralizar la agresión en defensa de la vida de Ianello. No tuvo posibilidad de
escoger un medio menos lesivo. (...) Esto surge de sus dichos, que no aparecen
controvertidos y por imperio constitucional deben prevalecer.
Legítimo cumplimiento del deber y legítima
defensa, siguiendo las órdenes de la superioridad. Igual que los
jueces, que cumplen su deber defendiendo al brazo armado del estado.
Es lo que deben hacer prevalecer, por imperio
constitucional...
GOBIERNO CON CONCIENCIA ECOLÓGICA (PARA
RECICLAR REPRESORES)
El sábado a la noche el gobierno de los Kirchner
decidió espantar de la Plaza de Mayo y de la puerta de la quinta de Olivos a los
partidarios de los empresarios del campo que se estaban reuniendo en esos
dos lugares. Como el grueso de la "primera división" en materia de matones
oficiales, los grupos dirigidos por Tumini, Depetris y Pérsico, estaba
en Rosario, participando de la inauguración del monumento al Che, el
peronismo gobernante cubrió la tarea con los grupos de choque de otros
partidarios. Así, por una parte marcharon a Plaza de Mayo Luis D'Elía y
Hebe Pastor de Bonafini, y por la otra hicieron su aporte de "batatas" el
subsecretario de desarrollo social, Sergio Berni; el coordinador de la unidad
presidente de la presidencia, Rafael Follonier y el secretario de comercio
Guillermo Moreno.
Este último llevó a los matones
bien conocidos por los trabajadores del INDEC, como lo señala hoy el diario
Crítica, varios de ellos ex policías reciclados. Pero hay uno, que desde
hace bastante se desempeña como "asesor de seguridad" de Moreno, es ejemplo
paradigmático del lugar que ocupan en el aparato estatal los represores que no
son "resabio de la dictadura" sino flor y nata de la democracia ya casi
mayorcita de edad.
Nos referimos al ex comisario de la
bonaerense Pedro Montesino, al que hace más de un año le dimos literalmente
"la cana" cuando apareció contratado como
personal de conducción y asesor de la presidencia de la Corporación del Mercado
Central de Buenos Aires, a las órdenes de Guillermo Moreno. Montesino era, en
febrero de 1998, el comisario titular de la Comisaría 7ª de Castelar en la
que estaba preso por el delito de tortura seguida de muerte el oficial inspector
Luis Alberto Farese, uno de los cinco policías que mataron a Sergio Durán (17)
en la comisaría 1ª de Morón el 6 de agosto de 1992.
Detenido en octubre
de 1997, después de cuatro años prófugo (de lujo, ya que cobraba personalmente
el sueldo, premios especiales y otros beneficios, como lo demostramos en su
momento), Farese esperaba en la comisaría de Castelar que la Cámara Criminal de
Morón fijara fecha para su juicio. Pero la madrugada del 5 de febrero de
1998 Farese salió caminando por la puerta del frente d ela comisaría, vestido
con un uniforme policial, saludó al consigna, y se perdió de vista. Nunca más
fue encontrado, y como al otro prófugo, el subcomisario Miguel Angel Rojido, lo
seguimos buscando.
En la causa penal que investigó la peculiar fuga
quedó más que en evidencia la responsabilidad del comisario Pedro Montesino.
Para aplacar el escándalo, el entonces interventor de la Bonaerense, Lugones,
lo exoneró. Poco después, fue reclutado por Moreno para trabajar en lo
que sabe hacer para el gobierno nacional, que sigue así demostrando
que tiene conciencia ecológica, y promueve
el reciclaje. Al menos, cuando de útiles represores se trata.
DETENIDO, SUICIDADO POR LA
POLICÍA
Un joven se suicida en una comisaría, denuncian los policías
que lo detuvieron. Lo confirma el fiscal que investiga, y nos lo informan los
diarios. Entonces a uno ya no le quedan dudas de que otro joven fue asesinado
por las fuerzas de seguridad. Juan Manuel Bordenave ya estaba duramente
golpeado, con los dientes rotos, cuando ingresó por averiguación de antecedentes
a la comisaría 1ª de Zárate el sábado 7 de junio por la mañana.
A las 4 de la tarde fue “encontrado” ahorcado con una frazada al cuello.
Los motivos declarados de la detención, los mismos que de miles de pibes
ese mismo sábado por la madrugada. La averiguación de antecedentes, esa
fabulosa facultad que tienen todas las policías del país para detener a
cualquiera, en cualquier momento y lugar, por "sospechoso".
Juan Manuel fue detenido "para
identificar" cerca de una parrilla en el Camino Industrial de Zárate.
Desde que fue llevado a la comisaría 1ª, sólo se conoce la versión de
los oficiales. El fiscal Martín Zocca, a cargo de la investigación, desde el
principio se hizo cargo del encubrimiento, confirmando que Juan Manuel
había muerto asfixiado, con una frazada, en la comisaría, por voluntad propia.
Tan inocultables deben de haber sido las
marcas, tanto se deben haber escuchado los gritos cuando lo torturaron, que
Asuntos Internos, la dependencia encargada de hacer tirones de oreja, dispuso la
desafectación temporaria de un capitán y un teniente primero que estaban de
servicio ese día.
Otro asesinato en una comisaría pasado por suicidio,
otra vez las torturas que ahí se practican todos los días serán apremios
ilegales, Averiguación de antecedentes serán los motivos para detener
arbitrariamente, y el estado nos garantizará corregir los “excesos” de
su aparato represivo.