El 24 de diciembre de 2007, por la tarde, Noelia
Herrera (26) caminaba con su hija de 9 años por un
barrio de la localidad bonaerense de Marcos Paz. Dos
policías, hombre y mujer, las interceptaron con su
patrullero. Después de golpear y esposar a Noelia,
madre e hija fueron llevadas a la comisaría, donde las
alojaron en calabozos separados. Unas horas más tarde,
llevaron a la mujer a un hospital, y dejaron a la nena
en la casa de una vecina.
Nueve días después, el 1º de enero de 2008, Noelia
moría en el hospital Héctor Anguillo como consecuencia
de las torturas recibidas durante su detención. Fueron
los médicos del hospital quienes dieron intervención a
la fiscalía de turno, después de constatar la cantidad
de lesiones traumáticas que presentaba la chica. El
único contacto que la madre de Noelia tuvo desde la
comisaría fue un ofrecimiento para pagarle el velorio
y entierro...
Desde CORREPI, nos sumamos a la denuncia pública, y
exhortamos a los vecinos de Marcos Paz a organizarse
en forma independiente contra la represión estatal que
dirigen los gobiernos nacional, provincial y municipal,
sin oir los cantos de sirenas de los organismos
oficiales u oficiosos que sin dudas aparecerán por la
ciudad para intentar disciplinar y acallar el reclamo.
NADIE LE GANA A LOS INGLESES EN MATERIA DE "PREVENCIÓN"
Cuando el jefe de gobierno, comisario Macri y el
ministro, principal Montenegro, anunciaron su "plan
de seguridad" para la ciudad de Buenos Aires, se
cansaron de repetir que, para diseñar la "policía
metropolitana", tomaron de modelo a la yanqui y a la
inglesa. De la primera ya sabemos lo suficiente,
pues basta recordar, entre miles, los casos
paradigmáticos de apaleamientos como el de Rodney
King; de torturas como el de Abner Louima, golpeado
y sodomizado con un palo de escoba, o de gatillo
fácil como el de Amadou Diallo, acribillado por 41
disparos. De la muy pulcra Scotland Yard se sabe
menos por estos lados, aunque fue noticia el
fusilamiento del brasileño Menezes en el subte, sólo
porque era morocho, tenía mochila y corrió porque se
le iba el tren.
La policía inglesa, además de tener en su haber
permanentes denuncias por torturas, especialmente
respecto de presos políticos como los militantes
independentistas irlandeses, y en los últimos años,
de sospechosos de terrorismo (que pueden estar
detenidos una semana sin asistencia legal ni cargos
formulados, gracias al equivalente británico de la
Patriot Act de Bush), es famosa por su política de
promoción de la "participación ciudadana" y sus
mecanismos de "alerta temprana".
Pues bien, a partir de ahora, el "alerta temprana" a
la inglesa incluirá el estricto control desde la
infancia de los "niños problemáticos", que serán
obligados a firmar un contrato de buen
comportamiento "no negociable". Si no aceptan
rubricar ese documento, tendrán que hacer frente a
una orden judicial sobre comportamiento antisocial.
El sistema fue anunciado hace dos semanas por el ministro
para la infancia, Ed Balls, quien explicó que se
pretende así "reducir las futuras cifras de
criminalidad (...) evitar que la espiral del mal
comportamiento conduzca a estos niños a ser futuros
criminales". El programa, llamado "Proyecto de
Intervención Familiar", cuenta con un fondo de 283
millones de euros y apunta a individualizar niños y
adolescentes que muestren un agudo problema de
abuso o estén sin hogar o en riesgo de quedarse sin
él.
En el mismo sentido, Gary Pugh, director forense de
la Policía Metropolitana (Scotland Yard) sugirió que
se cree un banco de datos con el ADN de los alumnos
de primaria cuyo comportamiento indique que podrían
delinquir en el futuro. Aplicando a rajatabla la
tesis del Manhattan Institute de la "ventana rota",
la tesis es que el pibe que comete una travesura en
el colegio primario, se porta mal en la fila o juega
al "ring raje", es un potencial delincuente que debe
ser neutralizado. Ese es el modelo de nuestra futura
policía metropolitana, control social y
disciplinamiento al mango.
EL "MATAGUACHOS" DE FIORITO A JUICIO ORAL
El 3 de junio de 2003 ocurrió uno de los primeros
casos de gatillo fácil de los 850 asesinatos
estatales que nos dejaría en gobierno de Néstor
Kirchner. Julio Matías Bárzola (16) fue fusilado
desde un auto que pasó a su lado en una calle de
tierra de Villa Fiorito. Como de costumbre, la
versión oficial fue que nadie vio nada, y en poco
tiempo la causa estaba lista para archivarse como un
hecho más de la cotidiana "inseguridad" ciudadana.
Estela Velázquez, la mamá de Matías, no se lo creyó.
Convencida de que su hijo había sido asesinado por
la policía, recorrió el barrio, habló con los
vecinos, prestó atención a los rumores, hasta que,
junto a CORREPI, pudo demostrar que el policía Ramón
Peloso, ex jefe de calle de la Cria. 5ª de Villa
Fiorito, apodado "El Oso", fue el autor del disparo
que dio detrás de la oreja de Matías. Otra mamá del
barrio aportó un dato esencial: unos meses antes,
Peloso había baleado en el glúteo a su hijo. Cuando
ella fue a quejarse a la comisaría, la atendió El
Oso, que le pidió disculpas. "Lo confundí con
Barzolita", dijo el hombre, que le aclaró "¿No
me conoce? Soy el Mataguachos...".
Fueron necesarios cuatro años para que la fiscalía pidiera
la detención del asesino, y se desmoronara su
coartada, apoyada por personal policial de varias
comisarías de Lomas de Zamora. Ahora, terminada la
instrucción, ya está sorteado el tribunal oral que
juzgará a Peloso por uno solo de sus crímenes, ya
que como en el caso del jefe del escuadrón de zona
norte, el "Hugo Beto", o del sargento de la PFA
Solanes (a) Percha, de Villa Lugano, Peloso está
sindicado como autor o encubridor de media docena de
fusilamientos de pibes pobres. Intervendrá en el
juicio el TOC nº 1 de Lomas, y el mismo fiscal del
caso Gallardo, el que no quiso calificar su muerte a
palos como resultado de la tortura.