TORTURAS EN SAN MARTÍN: LA CONDENA
(por nuestro compañero Sergio "Cucú" Cabrera, particular
damnificado en la causa por torturas contra el policía Juan
Carlos Botrón)
El 24 de julio de 1999 la policía de San Martín me detuvo a
golpes y palazos junto a otras cuatro personas. Nos llevaron a
la comisaría, donde ya a la entrada nos golpearon y apalearon
duramente entre 10 a 15 policías. Luego de largos minutos de
golpiza, nos separaron de a uno, llevándonos al despacho del
jefe de calle. Yo fui el tercero en entrar a ese lugar de
aplicación de tormentos. Los policías se dispusieron a
torturarme con el método conocido como submarino seco, que
consiste en la colocación de una bolsa de plástico en la cabeza.
Las sensaciones que se sufren en ese momento son terribles y
hoy me siguen lastimando.
En ese cuarto estaba yo solo, y mis torturadores. La correlación
de fuerzas era terriblemente desfavorable, pero algo tenía que
hacer, ya que mi vida estaba en riesgo. La única herramienta que
encontré fue empezar a gritar con toda mi fuerza para que mis
compañeros me escucharan y protestaran para que los policías
pararan de torturar, cuestión que los incomodó aunque no se
detuvieron. Pude hacer que mis gritos fueran más fuertes, y
también los pibes que escuchaban comenzaron a gritar más fuerte,
y finalmente los policías pararon la tortura.
La otra herramienta que tenía era poder identificar a mis
torturadores, ya que como militante de DDHH estaba convencido de
que en cuanto tuviera el mínimo contacto con la gente de afuera
los iba a denunciar pública y judicialmente. Logré identificar a
los policías Juan Carlos Botrón y Marcelo Palleroni, éste hasta
hoy prófugo.
Luego de varios días de detención salimos en libertad,
sobreseídos en la causa que nos habían inventado. Lo primero que
hicimos fue ir al hospital a que los médicos verificaran los
golpes recibidos, y realizar la denuncia por tortura contra los
policías. Enseguida, junto con mi organización y otras que nos
acompañaron, comenzamos a confrontar a los torturadores con
escraches, denuncias en los medios y charlas en el barrio.
Hoy, a casi 10 años del hecho, el policía Juan Carlos Botrón fue
condenado por tortura en tres oportunidades y por apremios en
cuatro, a sólo 9 años de prisión. El monto de la pena es ínfimo,
considerando la gravedad del delito. Aunque los jueces lo
silencien, la tortura es un delito de lesa humanidad, pero la
justicia burguesa no quiere reconocer que en democracia se
violan los derechos humanos.
Lo que rescato de esta historia es que con convicciones, lucha y
decisión firme podemos ganarles. Ser militante de CORREPI me dio
los conocimientos que apliqué en la comisaría, y cuando pude
salir, para encarar la lucha en la calle. La fuerza de la
organización fue mi fuerza para enfrentar a mi torturador en dos
juicios, para lograr su condena, y para seguir buscando al
prófugo.
DOS POLICÍAS BONAERENSES DETENIDOS A CASI CINCO AÑOS DE
LA EJECUCIÓN DE DAMIÁN SALCEDO
El 27 de agosto de 2003, Damián Salcedo (23) salió del taller
mecánico de un amigo, en su barrio, Villa Tesei, y subió a un
auto Fiat Vivace. Casi de inmediato el patrullero a cargo de los
policías bonaerenses Luis Fabián Zaffonte y Sandro Soria comenzó
a perseguirlo. Unas cuadras más adelante, ya en Morón, el auto
que manejaba Damián, denunciado como robado, chocó contra un
árbol. Cuando el muchacho bajó con las manos en alto, fue
ejecutado por los policías de la comisaría de Hurlingham, con un
tiro en la nuca.
La versión policial encubridora sostuvo que se trató de un
enfrentamiento con un supuesto acompañante de Damián que les
disparaba. No se encontraron armas en el lugar, ni balas ni
ningún acompañante. Así lo declararon los testigos hace cuatro
años y nuevamente hace un mes, luego de que el titular de la UFI
3 de Morón tuviera que hacerse cargo de la denuncia por retardo
de justicia efectuada por la familia Salcedo, representada por
CORREPI.
Esta investigación estuvo a punto de ser archivada en el año
2004, ya que la ejecución de un pibe pobre, según dijo el
fiscal, indignado por haber sido sumariado luego de quince años
de carrera, “en la pila no se ve”. Será por eso que
frente a cada intimación, durante tres años, para continuar la
investigación, se limitaba a citar en Mar del Plata a la dueña
del auto que nada puede aportar al proceso contra los policías.
La prueba que el declamante funcionario se jacta de haber
conseguido porque casi cinco años después hizo un reconocimiento
del lugar, no dejó otro remedio a los judiciales que ordenar la
detención.
Sabemos de sobra que la “atenuación fácil” de la prisión
preventiva le llegará más que pronto al teniente primero
Zaffonte (34), que estaba descansando en su hogar con licencia
psicológica y cicatrizando un tiro en la zona lumbar, ganando un
sueldo de cinco mil pesos, cuando fue detenido, semanas
atrás. Soria recibió lo propio en su lugar actual de trabajo, la
comisaría de Hurlingham II en Villa Tesei. Por ahora ambos están
detenidos, a la espera de que se dicte su prisión preventiva, y
la lucha continúa.
EL "PLAN DE SEGURIDAD" DEL COMISARIO MACRI
Mauricio Macri y su secretario de seguridad, el ex juez federal
y egresado del Liceo Naval Guillermo Montenegro, anunciaron
finalmente su "plan de seguridad". Con una cuidada presentación
mediática, trataron de darle originalidad a lo que no sorprendió
a nadie: el "plan" no es otra cosa que lo mismo de siempre, más
policía, más armas, más control social, esta vez dirigido por el
gobierno de la ciudad.
Bajo la consigna "recuperar el espacio público" se nos espiará
con un millar de cámaras de video en 227 lugares de la ciudad,
al mejor estilo Gran Hermano. La bonita exhortación a la
"participación ciudadana" incentiva la sospecha de los "vecinos
honrados" sobre todo el que no "encaje" por su ropa o pinta en
determinado barrio, promoviendo la delación. La remanida
propuesta de confeccionar "mapas del delito" no es otra cosa que
el señalamiento de los enclaves más pobres de los barrios.
Finalmente, la parte más promocionada del anuncio fue la
creación de la Policía Metropolitana, diseñada, según dijeron,
como una especie de híbrido entre Scotland Yard y la policía de
Nueva York, con algo de CSI Miami. Pero el plan que presentaron
promete bastante menos rating. Los primeros 25 instructores que
formarán a la primera camada de policías metropolitanos en diez
meses serán reclutados de la policía federal, la gendarmería y
la prefectura. Esos mil de la primera promoción, deberán
preparar, en menos de 4 años, a los 15.000 que Macri quiere ver
en la calle antes que termine su mandato. Sólo nutriéndose de
los que quieran abandonar otras fuerzas para probar suerte en la
metropolitana podrán cumplir esos plazos tan exiguos. O sea, la
"nueva" policía será un rejunte de todos los que dejen las
"viejas", tentados por los sueldos prometidos, el escalafón
único y la puesta a cero de sus legajos.
Mientras tanto, la ciudad de Buenos Aires se convertirá en
territorio doblemente ocupado, con la superposición de la
federal, prefectura y gendarmería, como hasta ahora, y la
"nueva" metropolitana. Como ya ocurrió cuando prefectos y
gendarmes fueron incorporados al patrullaje urbano en Capital y
provincia de Buenos Aires, las internas por los negocios y las
disputas territoriales estarán a la orden del día. Y los que
vivimos o trabajamos en la ciudad, tendremos 15.000 armas más
apuntando a nuestras cabezas.
LA CORTE SUPREMA QUE QUIERE A LOS NIÑOS... PRESOS
En diciembre de 2007, un fallo de la cámara de casación ordenó
liberar a los menores de 16 años presos en institutos,
planteando la inconstitucionalidad del artículo 1º de la ley
22.278 decretada en 1980, la que, a pesar de reconocer la
inimputabilidad de los menores de edad, habilita a los jueces al
encierro con la excusa de la “protección moral y material” del
menor; es decir, la pobreza y el abandono justifican el
encierro.
Esta semana, al cumplirse los 90 días del plazo impuesto
por aquel fallo para liberar progresivamente a los adolescentes,
la corte suprema de justicia, la “renovada” e “independiente”
del poder político, la que se rasga las vestiduras ante las
atrocidades cometidas por la última dictadura militar pero niega
que en “democracia” la tortura sea sistemática, decidió
suspender este fallo por considerar que, más allá de la
inconstitucionalidad planteada, el tema debe ser tratado por el
poder legislativo o el ejecutivo y no por el poder judicial.
Lejos de ser un ámbito en el que se logre resocializar o
reinsertar a los menores a la sociedad, los institutos son
verdaderas cárceles dónde los internos -en su mayoría chicos
dispuestos por razones sociales, no por haber cometido delitos-
sufren el aislamiento en buzones de castigo, las torturas, el
uso indebido de psicofármacos, el hacinamiento y demás
condiciones infrahumanas similares a las que se viven en las
unidades penitenciarias; y la muerte, por tratarse de pobres a
los que el estado les “soluciona” con encierro las carencias que
sus políticas económicas de hambre le imponen.
Pese a haber sido incorporados a la constitución nacional
tratados internacionales sobre derechos del niño que prohíben el
encierro, la corte suprema lo defiende, aclarando que no se
pronunció sobre la validez constitucional de las normas del
régimen penal de menores y que estas deberían ser modificadas
por el poder ejecutivo o el congreso de la nación, no por el
poder judicial, en otra muestra de respeto a las formas, de
“calidad institucional”, aunque ello signifique mantener las
actuales condiciones de detención de miles de niños y
adolescentes, insistimos, en muchos casos por las razones que
llaman "asistenciales" o "tutelares".
Sin cumplir lo convenido en tratados internacionales –como no se
cumple la sentencia de la CIDH en el caso Bulacio- miles de
pibes sufren el encierro que imponen leyes decretadas en la
última dictadura militar y que son tan funcionales a la
“democracia” de hoy.
GATILLO FÁCIL EN LOMAS DEL MIRADOR: DOS CLICS AVALAN UN
ESCOPETAZO
El 1º de febrero, en Villa Las Antenas, Lomas del
Mirador, Nelson Malcolm Bordón (23) se encontraba en su casilla
junto a su mujer y sus dos bebés, cuando ingresó armado un
vecino del que se sabía en el barrio que vendía paco. En esa
discusión, el hermano de Nelson, enterado de la situación, se
acercó a la vivienda e hirió al sujeto con su arma de portación
legal.
A los pocos minutos, integrantes de la comisaría distrital de La
Matanza Noreste 2ª, encontraron en la calle a Nelson llevando el
arma de su vecino, y de frente, a una distancia de entre 6 a 10
m. el oficial Osvaldo Martín Rosso (30), apoyado por el oficial
Leonardo Pace, le disparó un escopetazo con su Mossberg directo
al pecho. Ocho perdigones causaron la muerte inmediata.
Rosso está en libertad, luego de haber declarado ante la titular
de la UFI 7 de La Matanza que disparó porque “escuchó dos clics”
del arma que portaba Bordón que, conforme su versión, se
encontraba a 6 m de distancia en una calle ruidosa y concurrida
por los hechos anteriores. Pace solo fue citado como testigo del
hecho y repitió la versión de su compañero de armas. Esto fue
suficiente para que la fiscal Ravello, pese a la imputación por
homicidio agravado, no ordenara la prisión preventiva del
policía, asegurando que el foro de seguridad “vecinos en alerta”
de Lomas del Mirador, siga adelante con su cruzada para
eliminar “la inseguridad” proveniente de las tres villas de la
zona.
El año pasado celebraron con algarabía la creación de la
comisaría donde Rosso y Pace siguen trabajando. En palabras del
intendente K, Fernando Espinoza, para el diario NCO, durante el
corte de cintas hace menos de cuatro meses: “Desde La
Matanza estamos marcando un ejemplo, y deseamos que se
multiplique a lo largo y a lo ancho del país. Tenemos que
unirnos en pos de los objetivos generales que queremos. (…)”.
El gatillo fácil está dentro del objetivo de represión a los
pobres.
GONZÁLEZ CATÁN: LA 2ª DE RAMOS MEJÍA TORTURA EN SERVICIO
Y GATILLA DE FRANCO
Tal como adelantamos sobre el caso en nuestro anterior
Boletín, se conoció la denuncia de los familiares de Alexis
Bergalo (19) que confirmó que en la noche del siete de marzo
mientras usaba una computadora del cibercafé de su barrio,
recibió dos balazos mortales de la pistola reglamentaria de un
oficial de civil perteneciente a la comisaría segunda de Ramos
Mejía, mediatizada tras las torturas seguidas de muerte
de Gastón Duffau. Alexis, trabajador de una curtiembre de
Cañuelas, estaba de licencia por tratamiento médico y vivía a
siete cuadras del lugar con sus padres y cuatro hermanos.
Lo que el diario Crónica difundió directamente de la versión
policial como un “policía héroe que le dio game over a un
chorro y desactivado para otros dos en un cyber” fue un
caso de gatillo fácil a manos del agente, que, con la ayudita de
los compañeros de la cría. 5ª de González Catán (distrital de La
Matanza Sur) –conocedores en el tema, incluyendo en su haber la
muerte por torturas de Sergio Daniel Díaz en agosto del año
2001- intentó involucrar a Alexis con dos sujetos que habrían
ingresado al local con presuntos fines de robo, portando un
arma, heridos en la balacera desatada por el “ciberpolicía”. El
dueño del negocio afirmó que el ladrón no alcanzó a disparar y
en palabras de los familiares de Alexis: “Quisieron tapar
todo porque estaba involucrado un policía. Incluso tomaron como
testigo a un familiar del acusado” relató a Diario Popular
José Bergalo.
Las víctimas de gatillo fácil no son ni culpables ni inocentes,
son la moneda común de la represión del estado en los barrios de
trabajadores.
DE TROPIEZO EN TROPIEZO, SIEMPRE GATILLOS
El 7 de octubre de 2007, un policía de San Nicolás, Juan
Manuel Malizia, dio muerte de un tiro en la nuca a Manuel
Maturana. Según la versión policial, Maturana y otro joven
habrían intentado robar una moto. El motociclista los
eludió, pero cuando los chicos escapaban, el policía, que
pasaba por allí estando de franco, los persiguió. Según
Malizia, uno de los chicos le apuntó con un arma, siempre
pedaleando en bicicleta, por lo que él bajó de su auto con el
arma en mano. Como parecer suceder a menudo, tropezó, y el
arma se disparó con tanta mala suerte que el proyectil fue a
dar en la nuca de Maturana, que murió en el acto.
El caso desató indignación en San Nicolás y marchas de
reclamo. Malizia no pasó a disponibilidad y sigue en servicio
activo en la comisaría 2ª, y sólo está imputado por homicidio
culposo. El policía ya tenía varias causas en su contra, por
fraguar causas, y por golpear detenidos (entre ellos, al mismo
Maturana). Como el sueldo de policía no alcanza, Malizia fue
chofer y custodio del mandamás de la UOM nicoleña, lo que
explica que lo defienda el abogado Jorge Ingrata, que trabaja
para dicho gremio, y que la CGT y las 62 organizaciones
publicaran una solicitada en su apoyo.
La noche del sábado pasado, un día antes de declarar en el
juicio oral, la madre de Maturana, llegó a su casa y encontró
la puerta destrozada y todo revuelto, especialmente el cuarto
que había pertenecido a su hijo. Llamó a la policía y acudió
al lugar una patrulla de la cría. 2ª, con policías armados con
escopetas. Cuando la mujer se negó a subir al patrullero para
ir a la comisaría a hacer la denuncia, sonó un escopetazo que
la hirió en el abdomen. Según el policía´, "tropecé y se
me escapó"... de nuevo...