El sábado 3, a las 4:30 de la madrugada el grupo de élite del ejército
boliviano “Satinadores” y la policía comenzó el desalojo con balas de goma y
bombas de gas. A las 5:30, las fuerzas combinadas lograron controlar la planta
de la Compañía Logística de Hidrocarburos; sin embargo, la gente se reagrupó y
cerca a las 7:30 destruyeron, con dinamita, el muro de la parte trasera de
Transredes para ingresar a la instalación donde estaban empleados, militares y
policías.
UNA CANDIDATA EN PARIS
Una delegación de funcionarios argentinos encabezada por Cristina K se
encuentra de visita oficial en París. Además de coquetear con su posible
candidatura a la presidencia en 2007, la senadora y primera dama va a firmar
junto con el estado francés la Convención Internacional por la Protección de
Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, texto que ya tiene el
visto bueno del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la Asamblea de las
Naciones Unidas.
Este tratado en el que la paquetísma señora K va a estampar su firma, le
prohíbe a las Fuerzas de Seguridad del Estado argentino secuestrar, detener en
centros clandestinos y desaparecer personas. Siguiendo al pie de la letra la
política revisionista en materia de derechos humanos característica de la
actual gestión, la señora K se compromete ante el estado francés, pionero en
esto de desapariciones forzadas tras su incursión por Argelia, a que nunca más
sucedan estos aberrantes crímenes de estado en nuestro país.
Mientras tanto, las Fuerzas de Seguridad argentinas, cuyos cuadros son
actualmente formados con tanto cursito de derechos humanos, siguen cometiendo
crímenes cuya responsabilidad es del Estado. Ya de nada le sirve al sistema el
funcionamiento de centros clandestinos de detención cuando la represión
“legalizada” se materializa en las comisarías y en las cárceles, se justifica
con el discurso de la inseguridad y le cuesta a los sectores reprimidos
–remanentes sociales que el capitalismo genera- el asesinato de una persona
día por medio.
El “gobierno de los derechos humanos” de Néstor Kirchner es el responsable
político de 660 asesinatos perpetrados por sus Fuerzas de Seguridad y que por
lo tanto deben ser considerados como crímenes de Estado. Ningún periodista o
político francés va a echarle en cara a la señora K estas cifras mientras esté
firmando el tratado. Así como tampoco el hecho de que la “democracia argentina”
cuenta con más de quince desapariciones forzadas desde su institucionalización
en 1983.
Como ejemplo para ilustrar la farsa implícita en torno a la firma de este tipo
de convenciones, cabe recordar que a partir del Caso Bulacio la Corte
Interamericana de Derechos Humanos condenó la averiguación de antecedentes y
las normas contravencionales como prácticas represivas preventiva y ordenó al
estado argentino que tratara como crimen de estado al delito policial. A pesar
de haber incorporado la Convención Americana de Derechos Humanos con jerarquía
supraconstitucional, el gobierno de K no ha acatado el fallo, porque es
contrario a los intereses de clase que la “democracia argentina” defendió y
seguirá defendiendo.
LA NUEVA CORDOBESA: COMANDO DE PERSECUCIÓN INMEDIATA
El gobernador cordobés, el nunca bien ponderado José Manuel de la Sota, ha
aplicado nuevas medidas para fortalecer las fuerzas represivas de su provincia.
Ha comprado armas, motos y cámaras. También ofrece subsidios a la vigilancia
civil, y ha creado el CPI, Comando de Persecución Inmediata, nuevo brotecito
de una de las ramas de la represión cordobesa, el Comando de Acción Preventiva
que fuera creado en 2003 con 600 agentes, de los cuales 222 eran oficiales
recién egresados. “Los mejores hombres” de aquel experimento van a parar al
CPI, y si recordamos que el oficial Solana, asesino de Rodrigo Corzo, era uno
de los “mejores hombres” del comando de patrullas de Hurlingham según sus
jefes, podemos concluir que lo que están lanzando a la calle en Córdoba es un
escuadrón de entrenadísimos asesinos.
Pero no los lanzan solos, salen provistos de 500 armas y 300 chalecos, quizás
sean 300 entonces los integrantes, con armamento especial, motos enduro, otros
vehículos especiales y helicópteros.
En el proyecto de convertir a la población civil en un gran nido de buchones,
el gobierno provincial anunció también la creación de la Policía Comunitaria
que, aparte de contar con la colaboración de policías de tránsito, inspectores
de espectáculos públicos y otros funcionarios, intentará comprar para la
represión a la mayor cantidad de civiles, con la apertura de una línea de
créditos para taxistas y remiseros para que colaboren con la red de
seguimiento policial, la extensión con subsidio especial del Banco de Córdoba
de alarmas comunitarias a todos los barrios, y la entrega de recompensas para
quienes brinden datos de delincuentes peligrosos a un nuevo “call center”
policial. También serán premiados con dinero vecinos cuyas denuncias concluyan
en prisión para los delincuentes. La privacidad de quienes botoneen estará
debidamente resguardada. Eso sí, ya se anunció que las cámaras sólo se
utilizarán para perseguir delincuentes en caso de robos, si llegan a pescar un
gatillo no serán fuente de evidencia.
Nadie puede negar que en la provincia de Córdoba, el gobernador se ocupa de
los pobres.
CASO MEDINA: ¿YO, SEÑOR? ¡NO, SEÑOR! ¿PUES ENTONCES, QUIÉN LO JUZGA?
El juez de instrucción que recibió el sumario por la muerte de Germán Medina,
el pibe que apareció ahorcado en el Instituto Roca dependiente del CONAF, se
declaró incompetente hace dos semanas, porque a su criterio debe intervenir la
justicia federal, ya que la internación fue ordenada por un juez federal de
Morón, y el hecho ocurrió en un organismo dependiente del poder ejecutivo
nacional, involucrando responsabilidades de funcionarios y empleados del
estado nacional.
La jueza federal Romina Servini que Cubría tardó segundos en rechazar la
competencia con el argumento de que lo planteado por el juez Eliseo Otero es "mera
hipótesis", como si estuviera sujeto a debate si el juzgado federal de Morón
es federal; si el Consejo Nacional de Adolescencia, Niñez y Familia es
nacional, y si sus empleados y funcionarios dependen del poder ejecutivo o de
alguna potencia extranjera.
Lo cierto es que a poco de cumplirse un mes de la muerte de Germán, no hay
juez que quiera investigar por qué un chico con causa tutelar por razones de
salud fue alojado en un instituto con régimen penal para menores en conflicto
con la ley, y para más datos en celda de aislamiento, ni mucho menos cómo y
por qué murió.
El juez Otero se quejó con sus íntimos de que recibió llamados del director
del CONAF para presionarlo, al mejor estilo Corach. La jueza Servini no ha
dicho esta boca es mía, aunque es evidente que obedeció, como siempre lo ha
hecho, al poder de turno.
La sala VII de la Cámara Criminal debe decidir ahora qué juez tiene que
intervenir. Mientras tanto, se diluyen las pruebas, se pierden las evidencias,
y hasta ha sido pintada la celda donde murió Germán, como lo pudo comprobar
personalmente su padre.
Vamos con el "gobierno de los DDHH".
A TITO SALDAÑA LO MATÓ LA POLICÍA
Como este año, 1999 era un año electoral, y ya sabemos que todo vale con tal
de hacer campaña. El publicista brasileño del gobernador Duhalde, que iba por
la presidencia, estaba listo en un helicóptero sobrevolando el Banco Nación de
Ramallo. Es que la policía bonaerense iba a desbaratar el robo del siglo, y
ese material fílmico serviría para un spot de propaganda en el tema de la "seguridad
ciudadana". Todo había sido arreglado en reuniones con comisarios, ministros y
punteros: una banda de impresentables ladrones rosarinos y nicoleños iba a
asaltar el banco, pero serían detenidos en un espectacular operativo.
Pero los ladrones se dieron cuenta que les habían vendido "carne podrida" y
estaban en una ratonera. Tito Saldaña, después de increpar por handy al
policía que les dio los datos, decidió jugársela, y quedarse en el banco con
el contador, el gerente y su mujer como rehenes. Le garantizaron que podían
salir, pero las balas de los Halcones, el GEO y el GEOF acribillaron el auto.
Todos lo vimos en directo. Sobrevivió la Sra. Flora Lacabe, herida, y dos de
los asaltantes. Uno, un "perejil" reclutado a última hora que cerró la boca y
no la abrió nunca más. Otro, Saldaña, que apenas 15 minutos después de entrar
a la comisaría de Villa Ramallo "apareció" colgado en la celda.
CORREPI asumió la representación de la viuda de Saldaña, que nunca creyó lo
del suicidio, y de su hijo Axel, nacido ese mismo día. Ya en la reconstrucción
del hecho, a cargo de gendarmería, quedó claro que era casi imposible que
Saldaña se hubiera colgado. Ahora, a siete años del hecho, una nueva y
demorada pericia probó que el muchacho había recibido un golpe en la cabeza
que lo incapacitó antes de morir. Que lo colgaron cuando estaba inconsciente,
es decir, que lo mataron. El informe forense es bien claro: un golpe en la
zona frontal lo desvaneció, y luego fue estrangulado con el borde del cotín
del colchón, anudado de una manera que él nunca pudo hacerlo. Una lisa y llana
ejecución, una de tantas en una comisaría, sólo que esta vez, se probó.